Restaurante con terraza que ofrece cocina tradicional con buenos productos de temporada.
Delicioso. Este restaurante es, simplemente, magnífico. Situado como una guinda en la plaza Fernand Rey, Albert es una de los establecimientos imprescindibles para quienes quieren descubrir el verdadero rostro de Lyon (y no las numerosas falsificaciones destinadas a los turistas que no leen Le Petit Futé). Albert es una versión condensada de la felicidad que se esparce cuando llega la primavera y que se disfruta desde una terraza junto al mar. El resto del año, el comedor nos recibe en un ambiente que muchos bouchons lioneses envidiarían, rinde homenaje a los gallos —los hay por todas partes— y a la Virgen por perdonar nuestros pecados. ¡Porque en Albert no se puede renunciar al pecado de la gula!
Primer pecado: la maravillosa y sonriente acogida de un equipo de choque, de una notable eficacia en el servicio. El resto de pecados se encuentran ya en el plato. Una rica cocina tradicional que honra los productos de temporada y de calidad. Para la comida, puerros a la vinagreta al estilo bistró (con un huevo escalfado y una rebanada de tapenade, perfecto) o una espuma de eglefino o anón con pequeñas verduras. A continuación, un hígado de ternera glaseado con vinagre, su puré casero y calabacines finamente picados, o un filete de abadejo y berenjenas confitadas con especias dulces. Todo ello acompañado de un Morgon o Crozes Hermiage antes de saborear un nage de cerezas al romero o un fondant de chocolate casero. Albert también ofrece platos más elaborados por la noche, pero siempre con este encanto natural.