NADO
Thierry Lakermance ha tenido una larga experiencia en las casas francesas más bonitas antes de decidirse hace 4 años a abrir su propio restaurante con un equipo joven y dinámico. No le hables del Nado como de una mesa gastronómica, no es eso. La cocina que propone a su clientela es, ante todo, sencilla y sin pretensiones, platos especialmente bien cocinados, pero que aun siendo originales no sufren mil complicaciones. La decoración del lugar va de la mano con el contenido del plato. Una primera sala ofrece tonos chocolate, aspecto de marrón elegante, en cuanto a la segunda, el blanco prima, poniendo así en valor cuadros contemporáneos. Firmado Thierry Rechagneux, ésta es a la vez sobria y de diseño, un marco armonioso que inspira al descanso. En el menú, los gustos se aplican a la mejor distribución de los productos utilizados. Ejemplo de las vieiras snackadas, lentes verdes de Puy y zumos de chalote. En el mismo orden de ideas, la pieza de charolais acompañada de patatas fundidas y de morillas ilustra nuestra afirmación. Esto no impide una cierta originalidad como lo demuestra el bogavante entero, verduras en el wok, estragón y agua de tomate emulsionado. El postre es igualmente exitoso, especialmente el soufflé de chocolate blanco, manzana fresa. Punto de cansancio en esta dirección con un personal de calidad que no duda en aconsejarle y tener en cuenta su opinión.