Paul es más que un nombre, es una casa de calidad con una pequeña restauración típicamente francesa. Carlomagno Mayot, nacido de una larga línea de agricultores, abre una panadería en el norte de Francia. El pueblo no sólo está a mediodía, sino a cualquier hora del día. El rústico, al mismo tiempo que un poco de fantasía, siempre tiene una paleta de gustos y sensación que compartir alrededor del pan. Todo depende de una experiencia tradicional y de la astuta elección de ingredientes de calidad. Los aliados de una pausa gastronómica ideal son sándwiches frescos o ensaladas compuestas que se preparan in situ y a la carta, pasteles salados o dulces de las más sabrosas y bollería garantizadas pura mantequilla. Se disfruta al máximo de las agradables fórmulas propuestas a precios más que asequibles, instalándose en la bonita terraza soleada. Allí o para llevar a la gente a disfrutar de esta excelencia y de esta cordialidad que representan tan bien la imagen y la fama del establecimiento. No olvidemos los postres, los pasteles, entremés, milhojas y macarrones, una farsa de dulces que confirman una vez más nuestra elección. ¡Paul es el sabor, la tradición y la calidad! Cabe destacar: Paul es el doble de placer con una segunda dirección en el barrio del Monte. Una pequeña restauración en el interior, un panel de pasteles, se repide.
Les pains et viennoiseries sont bonnes.
Le personnel est très agréable et sympathique