LA IGLESIA DE LA ABADÍA Y EL TESORO DE LA ABADÍA
En 1138, Albéric, enviado por San Bernardo, funda la abadía cisterciana de Nuestra Señora de la Bendición de Dios, cuyo nombre será distorsionado durante las edades en La Bendita-Dios. La iglesia abarrota primitiva data de finales del siglo XII. En la transición entre las artes novela y gótica, es un edificio típicamente cisterciense: vidrieras en gris, líneas sobrias magnificadas por la caliza rubio. A finales del siglo XV, el abbé Pierre de Le Fin realiza obras considerables: adición del campanario de una altura de 51 m, del tejado de tejas policíromas vernáculas… Después de los disturbios de la religión, la abadía está devastada. En 1611, los monjes permutan con las religiosas de Megemont, en Auvernia, cuyo abarrote, Madame de Nérestang, restaura el monasterio y adjunto en la iglesia una capilla barroca dedicada a la Virgen. La abadía cierra en el momento de la revolución y sus edificios sirven de piedra. Dominada por su imponente campanario, sólo la iglesia subsiste con su notable cobertura de tejas vernáculas, amputada, sin embargo, del coro y del transiete. Guiados por la luz y el sonido, descubrirás la historia de estos lugares, contada a todos en música, a través de un casco estofado. Hay nada menos que 149 puntos luminosos en esta visita de 45 minutos que se celebra cada semana en temporada, al caer la noche y también durante el día de julio y agosto.