L'ATELIER 44
En esta larga línea recta de la avenida Gabriel-Mortes, donde los edificios y algunos comercios se encadenan, no es fácil pararse y tomarse un descanso. Por suerte, para venir al tranvía (parada a dos pasos) y para detenerse en el restaurante L'Atelier 44. A los pies de un edificio, un restaurante que te apetece animarte en su actuación, la de proponernos buenos productos -en particular carnes de origen- y cocinar simplemente - cocción al grill o asador. La terraza no es la más glamurosa, con vistas a los edificios, pero tiene el mérito de existir. La sala tiene un aspecto incierto y las paredes presentan bonitos cuadros de artistas locales. Es una dirección deportiva (aquí nos gusta el rugby) donde disfrutas de comer bien, de platos generosos y presentados con cuidado. El otro buen punto es la cocina casera hecha con productos de temporada. Tarjeta corta que destaca la parte Bistro (tártaro de buey, risotto arborio con champiñones silvestres, hilado de aves de corral o un plato de cerdo), la Rôtisserie (ave de corral), la "Ave de corral" (Ave Roja de l'Ardèche, cochinillo con broche) y la parte Grill (antesillette, plumade plumade cerdo, magret de pato, costa de buey, plancha de pescado…). Cuidado con los acompañamientos que hay que compartir para toda la mesa. En cuanto a postres, hay una carta reducida para garantizar la calidad con una mousse de chocolate casero o una baba casera, auténtica Chantilly y sopa de mango. Buena carta de vinos para compartir buenos vasos alrededor de una tabla de charcutería, por ejemplo. Los viernes o los sábados, orquesta y ambiente jazz para conciertos que nos regalan las orejas.