LA FOLIE DOUCE HÔTELS
Elegante hotel-refugio con una pequeña cocina y habitaciones familiares a precios razonables.
El antiguo palacio de los Saboya, renovado en 1900, se ha convertido en La Folie Douce Hôtels. Conocido por los esquiadores de Val d'Isère por su ambiente festivo en las pistas, el grupo invierte desde hace varios años en las montañas de la Alta Saboya y se lanza a la hostelería en 2019 en la sede internacional de Chamonix. En modo refugio-hotel chic, combinando una decoración de materias primas que combinan piedra, hormigón y madera, con los confortables materiales de alfombras, alfombras y telas de terciopelo, favoreciendo la relajación convivial, un confort de buen gusto en las habitaciones y suites de primera calidad -algunas de ellas con balcón abierto al macizo del Mont-Blanc-, que incluyen el acceso a la piscina exterior climatizada y al balneario, el acceso protegido permite disfrutarlas durante todo el año. Además, numerosos servicios con una boutique, un bar y cinco restaurantes, entre ellos La Fruitière, fiel a su reputación, y La Petite Cuisine, que acoge espectáculos -por la noche en verano, en apresquí en invierno-. Las familias son bienvenidas con habitaciones familiares para 6 personas y un club infantil - en temporada alta - con programas de entretenimiento especialmente diseñados para ellas. Servicios, confort y precios estudiados.
¿Lo sabías? Esta reseña ha sido escrita por nuestros autores profesionales.
Los puntos fuertes de este establecimiento:
Opiniones de los miembros sobre LA FOLIE DOUCE HÔTELS
Las calificaciones y reseñas a continuación reflejan las opiniones subjetivas de los miembros y no la opinión de The Little Witty.
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L'hôtel est très bien situé et très bien décoré, le petit déjeuner est top par rapport au prix.
Points négatifs selon nous : la propreté des vestiaires de la piscine, le bruit la nuit, le temps d'attente pour être servi au bar, certains détails de la chambre comme des tâches sur le moquette ou pas de pression dans la douche.
Un accueil très professionnel de la part de Inès à notre arrivée. Merci pour votre prise en compte, également, une prestation très adaptée au bar le soir et une belle prise en charge par un jeune homme, manager.
Plus décevant, le restaurant et les produits utilisés.
Belle piscine, bruyante et douches dont la propreté reste à désirer.
Bonne ambiance générale et vue imprenable sur le massif du Mont Blanc