HÔTEL EDEN
¿"Cariño? Esta noche te invito al hotel Eden ". A menudo se olvida, pero muchas buenas mesas chamoniardas son en realidad restaurantes de hoteles. El prestigio de que disfruta no es más que hacer y, por tanto, se desatan los ojos cerrados en el confortable salón del Eden hasta que una mesa se libera en la sala contigua. Es bonito, limpio y finalmente bastante elegante. Es una lástima que un solo camarero no tenga que ocupar una quincena de mesas por él solo. No sorprende, por tanto, que las amadoras pasadas sólo lleguen veinte minutos después de haber pasado el pedido. Más sorprendente, esta forma de colocarlos en el rincón de la mesa sin picar ni mirar a los clientes. Se adivina gambas y pimientos en una verrina preparada hace demasiado tiempo. El resto de la comida es del mismo barril: platos presentados a la altura de la mesa, servicio huyendo y poco cortés. La entrecuda asada a las verduras de temporada está demasiado nerviosa y pimienta y las gambas depositadas groseramente sobre los tagliatelas con marisco dejan dubitativo. Aie. Pero¿dónde ha llegado el jefe Frederick Darenius, que había golpeado a la Guía Michelin? Sin duda expulsado del Eden y es un pecado.
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