LA FLAMBÉE
Se toman las mismas y se vuelve a repetir. El restaurante La Flambée, apenas mudado de su nido nid'Argentera hasta el corazón de Chamonix, frente a la estación, propone una sorprendente elección -por no decir heteróclita- de platos para todos los apetitos. Desde el dúo de foie gras casero a las especialidades italianas revisitadas - las pizzas toman ahora un giro azucarado, pasando por los chiken wings y la hamburguesa casa. Se titubea, se tergiona, se pinta incluso. Sobre todo, no se habían visto las especialidades de montaña con queso -fondue, raclette a la antigua o reblochada con fuego de madera- las costras y los pelos. También hay una buena cara y un confito de pato del suroeste y su chutney caliente con arándanos. Buen ambiente - admirando la decoración de bric y broc y imaginada por Valerie, la propietaria, buena cocina y sin que los precios empiecen a subir.