PALAIS IDEAL DU FACTEUR CHEVAL

Nos encontramos ante un edificio sorprendente, que no responde a ninguna norma artística y que no tiene equivalente en Francia ni en el mundo. En medio de un frondoso jardín se alza este edificio difícil de describir, entronizado en medio de un universo extravagante. Es un monumento único, fascinante para algunos, grotesco para otros; una cosa es cierta, ¡el Palacio Ideal no deja indiferente a nadie!

Su creador tardó 33 años en construir este lugar en el corazón del pueblo de Hauterives, a 50 km de Valence. El palacio, construido entre 1879 y 1912, está catalogado como monumento histórico desde 1969. Fue André Malraux, entonces ministro de Cultura, quien apoyó el procedimiento de clasificación antes de dejar el gobierno, provocando una ola de indignación entre los puristas y una protesta de sus colegas en el ministerio. Sin embargo, Malraux no dio marcha atrás en su decisión, que justificó diciendo que el Palais Idéal era la única representación de la arquitectura ingenua en Francia y que sería impensable no protegerlo. Gracias a su determinación, el Palais Idéal pudo mantenerse y restaurarse, y hoy se encuentra en un excelente estado de conservación.

Con una longitud de 26 m y una altura de 12 m, el Palacio Ideal es obra de un solo hombre, Joseph Ferdinand Cheval. Fue durante una de sus rondas que este cartero rural con una imaginación hiperactiva tropezó con una piedra de forma incongruente, que se convirtió en el punto de partida de este loco proyecto. Se la llevó a casa y luego se fijó en otras piedras de formas extrañas, que empezó a recoger en sus rondas. Inspirado por la naturaleza y lo que ésta es capaz de producir, sueña con ser modelista y decide construir el palacio de sus sueños en su huerto. Aunque nunca salió de su pequeño pueblo de la Drôme, el cartero Cheval tuvo varias fuentes de inspiración para la construcción de su palacio, empezando por las tarjetas postales que llevaba cada día, en las que estaban representados los mayores monumentos. Las revistas ilustradas, que se desarrollaban en esta época, también alimentaron su imaginación. Golpeado por muchas tragedias a lo largo de su vida, huérfano desde muy joven y habiendo visto partir a sus dos esposas y a tres de sus hijos antes que él, este cartero con una imaginación muy fértil puso toda su energía en la producción de esta obra durante 33 años. Piedra a piedra, año a año, Ferdinand Cheval construyó un edificio insólito que parecía salido de un sueño. Ensambla las piezas, la mayoría de las veces piedras recogidas aquí y allá, con cemento, cal, mortero y marcos metálicos. Modela personajes fantásticos, construye fachadas, galerías, cuevas, templos y alcobas. La mezcla de estilos y referencias es característica de la arquitectura ingenua, de la que no hay muchos ejemplos en el mundo. Deslumbrante y extravagante, el palacio desprende magia y es un objeto de placer.

Entre los aspectos más destacados del Palacio Ideal se encuentra la fachada occidental, adornada con obras de arte arquitectónicas en miniatura procedentes de todo el mundo. Un templo hindú, una mezquita, un chalet suizo y un castillo pueden admirarse uno al lado del otro. En la fachada oriental, donde el cartero Cheval comenzó su trabajo, la mirada se pierde en los detalles del Templo de la Naturaleza. Una fuente, llamada la Fuente de la Vida, muestra una sucesión de cascadas decoradas con conchas. No muy lejos de allí se encuentra una tumba egipcia, en la que había expresado el deseo de ser enterrado con su esposa, que fue rechazado. Tres gigantes, que representan a Vercingetorix, César y Arquímedes, completan la decoración. La fachada norte está decorada con grutas habitadas por numerosos animales. El edificio es, en todos sus aspectos más atípicos, un homenaje a la naturaleza. La piedra con la que empezó todo, a la que llamó "piedra de tropiezo", fue la última en colocarse sobre un pedestal en la terraza de la fachada occidental. Por todas partes, las paredes del edificio están cubiertas de placas en las que se han grabado citas, a veces filosóficas, que es un placer descubrir: "Un genio benévolo me sacó de la nada", "De un sueño tomé la reina del mundo" o "La vida es un corcel veloz". Mi pensamiento vivirá con esta roca". La más llamativa resume la monumental obra realizada por el facteur Cheval, y desafía al visitante: "1879-1912, 10 mil días, 93 mil horas, 33 años de ensayos. Más tercos que yo se pondrán a trabajar".

El lugar es ideal para pasar un momento agradable con la familia: a los niños les encanta y los adultos encuentran aquí su alma de niño La visita al Palacio Ideal es una delicia, un momento fuera del tiempo. En definitiva, ¡una fuente de inspiración y disfrute para todos! Se organizan visitas guiadas de una hora de duración. Si la visita se realiza por su cuenta, deje pasar al menos una hora. Los poetas, los soñadores y otros curiosos pasarán sin duda un poco más de tiempo aquí, perdidos en la contemplación de este lugar que no cumple ninguna norma. El sitio también incluye un museo, que repasa la insólita historia de este cartero, sus fuentes de inspiración y los numerosos homenajes que se le han rendido.