OUTRE TERRE

Este restaurante, a dos pasos del puente romano, ha mantenido su calidad a lo largo de los años. Bajando unos escalones se accede a unas bonitas salas abovedadas (también en el piso de arriba) que acaban de ser renovadas. Ambiente muy agradable y acogedor. Servicio extremadamente amable, con un delicado toque de humor que marca la diferencia. No obstante, si desea que le atiendan con puntualidad a la hora de comer, asegúrese de disponer de un poco de tiempo algunos días. La carta es tentadora. También lo es el menú del día. El salmón ahumado casero con su salsa de crema de hierbas, crema de foie gras y mesclun era perfecto. A continuación, un tierno onglet à l'échalote con verduras crujientes, incluido un sabroso brócoli y setas porcini. Y para terminar, un festival gourmet: moelleux de canela, helado de castaña, crème renversée y plátanos al ron. Bravo por la elegancia de los platos y la elección de productos de calidad: gambas, vieiras, filete de ternera, foie gras casero, etc. Conviene llamar con antelación en primavera para asegurarse de que el restaurante abre los lunes. En verano, le encantará la terraza con su pequeño estanque de peces de colores.