BASÍLICA DE SANTA MARÍA MADELEINE

Con sus 73 m de longitud, 43 m de anchura y 29 m de altura, la imponente silueta del mayor edificio gótico de la Provenza puede verse a kilómetros de distancia. La construcción de una basílica y un convento de dominicos en el corazón de Saint-Maximin fue decidida en 1295 por el conde de Provenza y rey de Nápoles y Sicilia, Carlos II de Anjou, tras las excavaciones que condujeron al descubrimiento de las reliquias de Santa María Magdalena en 1279. Las obras se realizaron en varias etapas, repartidas a lo largo de varios siglos, interrumpidas varias veces por diversos problemas, la peste, los saqueos o la falta de dinero, y duraron hasta 1532. La basílica tomó forma y consistió en un ábside central poligonal flanqueado por dos torretas, dos absidiolos laterales, una gran nave de nueve tramos, reforzada por arcos, y dieciséis capillas. Los sucesivos reyes de Francia embellecieron el edificio con la carpintería de la sillería, el púlpito, los órganos, el altar mayor y los retablos de las capillas. Sin embargo, esta enorme construcción nunca llegó a completarse según lo previsto. La nave principal estaba simplemente tapiada: no hay rosetón, portal ni campanario. En la Edad Media, el lugar donde se encuentran las reliquias de Santa María Magdalena se convirtió en un lugar de intensa peregrinación. Saint-Maximin era una parada importante en el camino a Santiago de Compostela. Más tarde, durante la Revolución Francesa, la basílica sufrió innumerables daños, antes de ser catalogada como monumento histórico en 1840, junto con muchos de sus muebles interiores, los sarcófagos de la cripta y el gran órgano con sus 2.960 tubos. En 2017, la iglesia se unió a famosas "hermanas" como la Sagrada Familia para obtener el título de Basílica Menor, que designa a las iglesias con una arquitectura particular.

En el corazón de la basílica se encuentra la cripta, una pequeña sala rectangular que contiene cuatro sarcófagos de mármol de finales del siglo IV, de María Magdalena, Santa Marcelina, los Santos Inocentes y San Sidonio.

El convento real, originalmente llamado convento de los dominicos, se encuentra junto a la basílica. Compuesto por cuatro edificios que rodean un claustro cuadrado, fue cerrado en 1966, antes de ser vendido al departamento, luego ocupado por un establecimiento hotelero en 2017, y cerrado de nuevo al expirar el contrato de arrendamiento en 2020.