LAS ISLAS LERINS

A un paso de la famosa Croisette se encuentra el archipiélago de Lérins, cuyas dos islas más grandes ofrecen a los visitantes un hermoso paseo que combina naturaleza, productos locales, historia, leyenda, espiritualidad y contemplación. Antaño muy conocidas por los navegantes, estas islas eran una parada habitual e importante en las principales rutas marítimas de la antigüedad.

Saint-Honorat: es la más pequeña de las dos (1,5 km de costa y 400 m de ancho). Cuenta la historia de Cannes. Antiguamente llamada Lerinum, toma su nombre del eclesiástico Honorat d'Arles, futuro San Honorat, que encontró allí la soledad. Pero pronto se le unieron numerosos discípulos y fundó en el siglo^V un monasterio cuyo riguroso ascetismo se convirtió en escuela en toda la Provenza. Alrededor de 1703, para proteger a los monjes de los piratas, se construyó allí una fortaleza, que constituye uno de los raros ejemplos de monasterio fortificado: ¡la puerta estaba situada en lo alto y había que bajar una escalera para entrar o salir! Los monjes siguen viviendo allí: rezando, meditando y cultivando el viñedo, producen excelentes vinos, así como un licor que se ha convertido en la especialidad local: Lerina. En la actualidad, la isla es un lugar de tranquilidad muy espiritual (el código de vestimenta es obligatorio y está prohibido fumar). Se puede recorrer fácilmente la isla gracias al sendero costero que recorre la costa.

Un brazo de unos 700 m de longitud, llamado Canal du Frioul, separa las dos islas.

Sainte-Marguerite: los navegantes sienten debilidad por este hermoso lugar y su rico mundo submarino. Desde Cannes, la orilla está muy cerca y los más atrevidos casi podrían nadar hasta allí, porque sólo 1.100 m separan la punta de Palm Beach del fuerte real de la isla La particularidad de la isla de Sainte-Marguerite reside en su bosque de pinos y eucaliptos, el único bosque costero de todo el departamento de los Alpes Marítimos. Aves migratorias, aguas cristalinas, especies raras... El entorno es idílico. Al norte se encuentra el fuerte real construido por Richelieu y luego reforzado por Vauban a principios del siglo XVIII. Antiguo centro penitenciario estatal, el lugar es tristemente conocido por haber albergado la Máscara de Hierro durante 11 años. Transformado en cárcel militar, el lugar alberga el Museo de la Máscara de Hierro y el Fuerte Real.

Sea cual sea la isla en la que se encuentre, la vista de las cordilleras circundantes es espectacular, con los contornos del Macizo de los Maures o el Esterel al oeste, y al otro lado, el interior de Grasse con la cordillera de Cheiron coronada en la distancia por la franja del Mercantour.