TREN DEL LARRÚN

El famoso Tren de la Rhune sigue ascendiendo valientemente por las laderas del macizo hasta alcanzar los 905 m de altitud. La Rhune domina la costa vasca y ofrece uno de los más bellos panoramas de 360°, del mar a la montaña. Durante el ascenso, descubrirá la flora y la fauna de las montañas vascas. El macizo alberga ponis Pottok en libertad, ovejas Manech y buitres. Puede ir y volver en tren, pero si se siente valiente, hay un sendero que une la cumbre con la estación de salida, con un ascenso de 730 m.

El Train de la Rhune tiene una rica historia. En el siglo ^XIX, las laderas de la Rhune estaban cubiertas de 90 senderos, utilizados por cazadores neolíticos, pastores trashumantes y, en 1859, por la emperatriz Eugenia, que subió a la cima montada en una mula. Así que era hora de organizarse y encontrar la manera de atraer cada vez más visitantes. En 1909 surgió la idea de construir un tren cremallera que uniera el Col de Saint-Ignace con la cima de La Rhune, y el proyecto fue aceptado. El 24 de junio de 1912, el departamento de Basses-Pyrénées (ahora Pirineos Atlánticos) autorizó la construcción y explotación del ferrocarril. Al año siguiente se crea la Société anonyme des chemins de fer basques y se inician las obras, interrumpidas de 1914 a 1919 a causa de la guerra. Las obras se reanudaron al final de la guerra y concluyeron en 1924.

Con más de 100 años de antigüedad, el tren se encuentra en muy buen estado. A lo largo de los años, siempre ha podido competir con sus homólogos de todo el mundo: el primer tren cremallera del mundo se construyó en 1869 en Estados Unidos, el del Monte Rigi en Suiza en 1871 y el Pilatus Bahnen en 1899, el mismo año que el francés, el Jungfraubahn en 1912, etcétera. Todo el material utilizado hoy es de época. Estos vagones de madera, como todos los del parque, han sido completamente restaurados a su estado original por empresas locales. En total, se han empleado más de 1.000 horas de trabajo, utilizando las mismas especies arbóreas que en 1924: el techo es de abeto de los Pirineos, el suelo de pino de las Landas, los revestimientos de castaño de Ariège y la plataforma de iroco, una madera exótica e imputrescible procedente de África. Los coches así entregados se prueban durante varias semanas y se someten a pruebas de frenado draconianas antes de ser declarados aptos para el servicio... Un tren con un brillante futuro por delante, con más de 350.000 visitantes al año. En 2023, el Tren contará con una segunda vía y una importante renovación.