CHÂTEAU DE MASCARAÀS
En su colina fortificada se encuentra frente a los Pirineos y su entorno excepcional justifica ya la visita: 25 hectáreas la rodean, entre parque con parterres a la francesa, a la italiana y a los jardines ingleses, es una delicia… que esconde otros. La viña de la casa está dedicada a Madiran y Pacherenc Vic-Bilh y un viejo ché es, además, uno de los únicos que se ha quedado en el estado. El lugar es maravilloso, ya lo han comprendido y este castillo inscrito en los monumentos históricos, data de los siglos XVI y XVII, época que le ha legado su aspecto actual. En la Edad Media, era una casa fuerte antes de servir como puente de caza en Jeanne d'Albret, la madre del rey Enrique IV. Incluso fue la sede de una abadía y una baronnia y conservó interiores de época absolutamente fabulosos: numerosas chimeneas de mármol de Arudy, decoradas a la italiana pintadas sobre los revestimientos de madera de castaño, salón mitológico cuya madera está recubierta de una serie de cuadros que ilustran el tema del amor, muebles vascos y bearnais, esculturas góticas, biblioteca expuesta a antiguas reliquias, ediciones raras y grabados insolables. Un auténtico paseo por el corazón del Bearn.