LA CIGALE
La Cigale, situada en la esquina de las calles Mazagran y Echelle-Marteau, es sin duda la crepería más discreta de la ciudad. Esto tiene que ver con la estrecha entrada y el color de su fachada. Aunque la acogida del chef es un poco fría, la decoración bretón es especialmente acogedora, lo que le da la bienvenida al armor (moqueta azul) y al argoat (paredes color tierra). El hecho de que este cartel haya existido hace mucho tiempo demuestra la calidad de sus crepes y tortas, así como sus ensaladas (5 euros), su filete picado frito (5,50 euros) y, entre otras cosas, su red de lenguado con vino blanco (8,20 euros). Por último, su longevidad también tiene, como usted ha adivinado, a los precios practicados. A mediodía, por ejemplo, un menú a 7,50 euros incluye una torta, una crepe y una ensalada de sidra (bruto o dulce). ¿Quién dice mejor?