BALADE GOURMANDE
¿Quién ha dicho que la golosinía era mala? Al contrario, es una calidad que promete infinitas descubrimientos. Y el Pequeño Futé no acaba de cantar sus alabanzas a lo largo de sus ediciones. Algunas especialidades -a menudo azucaradas-no son para siempre asociadas al municipio del que son hervidos? Es el caso de las tonterías de Cambrai o de las calizas de Aix. En Angers, son las rocas las que sirvieron para construir la ciudad que es fuente de inspiración para los confiscadores. Desde los años 1960, un pequeño cuadrado de figatina caramelizada con almendras recubiertas de chocolate azul, el Quernon de'Ardoise, evoca el pizisto (decretado hoy en macarrones), mientras que el Tuff'line rinde homenaje al tufeau: suave y recubierta con su fina hoja de chocolate blanco una pasta de fruta con frambuesa (en Laurent Petit, rue Saint-Aubin). Desde hace poco, hay otras dos pastelerías que esperan cruzar la región, el Corazón Angevin (un baba en el Astreau y la frambuesa de Nicolas Leclercq), después el Espejo de Loira, decretado en varios pasteleros y también realizado en el Atrtreau. Otro cuadrado, el del Atrtreau, nos habla de una anciana de 150 años, siempre llena de vitalidad, floreciente en cócteles y preparados sutiles (en San Bartolomé-d'Anjou). La casa Giffard, más que centenaria, continúa su historia liquosa, iniciada con la Menthe pastilla (en Avrillé). En el momento del postre, en su cama de frutos rojos, el crepone d'Anjou, en el momento del postre, en las más bonitas mesas de la ciudad. A menos que optes por el pastel de ciruelas, que se alza en el huerto de Francia, estas Reinas-Claude, que adornan una bonita corteza dorada (ver, entre otras cosas, el pastelero Allard en los Puentes-de-de-Ré y el lugar de la Ralliement en Angers). Para los amantes de la salada, es la guisa, pastel de rillería y champiñones de Saumur, que recientemente ha sido designada «especialidad culinaria del Anjou». En el corazón de los jardines y viñedos que enriquecen las mesas de los reyes, la ciudad ofrece placeres a los golosos. En verano, no dejes de degustar pescados y anguilas en las guinguettes. Más allá de estas consideraciones "sólidas", todas estas golosinas se combinan con un matrimonio más líquido con la inmensa terrerita vitícola, ya que el Anjou posee por sí solo más de 30 doc en vinos de Loira, sin contar sus vinos de Francia cada vez más apreciados por los viticultores biológicos. Están cerca del 1.800, repartidos en Maine y Loire. ¡Aviso a los golosos!