Brochetas de ternera, gambas y diversos platos de carne, seguidos de agradables postres en Saint-Herblain.
Aquí se respira un ambiente especial, un cambio de aires... Para llegar, los menos ingeniosos tendrán que dar varias vueltas; los demás sabrán tomar la salida Laënnec de la circunvalación que bordea Atlantis y seguir recto hasta pasar la rotonda. Merece la pena señalarlo Las Islas Canarias bien merecen el viaje. Se entra en un cliché de la época colonial (en el buen sentido de la palabra) donde la madera marrón se utiliza como mobiliario y las fotos antiguas como decoración. En el plato, la tabla de awalé ofrece seis cuencos de tapas frías y calientes que cambian a diario: manzanas tandoori, mejillones, ensalada de col, penne de marisco, acra de bacalao, pollo asado... La especialidad del restaurante es el medio pollo asado a la canaria, marinado, cocinado al fuego de leña y acompañado de patatas bravas y servido en una fuente con crema de cebollino, salsa de guindillas y salsa mojo-verde, sorprendente por la mezcla de sabores que produce. Los amantes del marisco ahora pueden compartir un kilo de langostinos por 49 euros La carta, bien surtida, incluye una sección de parrilla con brochetas de ternera y langostinos, así como platos preparados entre los que se incluyen un delicioso carry de nueces, carrilleras de cerdo y, lo que es más sorprendente, canguro de Canberra a la sartén y Maïmaï con salsa de algas (el nombre científico de la lampuga). Agradables postres, rincón del café original y rones para perderse en el monte...