Buena comida en una pizzería, situada en el centro de la ciudad, a pocos pasos de la torre Bretagne.
Un ambiente muy agradable para esta pizzería situada en el centro de la ciudad, a pocos pasos de la torre de Bretaña, detrás del Cours des Cinquante Otages. Nos gusta el humor y el buen humor aquí, es como una buena franqueta! La decoración se mantiene en tonos italianos, con algunas reproducciones del títere de Gepetto, pero es el horno y sus impresionantes llamas las que llaman la atención. En cuanto a los platos, el menú de pizzas es bastante extenso, con clásicos y buenas sorpresas (pollo al curry), y el resto no debe ser superado. Hay pasta, chuletas de ternera (milanesas, marsala...), filetes de ternera, ensaladas y una buena selección de postres y helados. Las cantidades son correctas, los platos son buenos. El especial diario cambia cada día, ese día, ofrecimos un gratín de conchas con tocino y como entrante un carpaccio de tomate con queso de cabra. Además, aunque no muy visible, Le Pinocchio siempre está lleno a la hora de comer, así que no olvides reservar.
Les pizzas, à la pâte extrêmement fine (on se demande même s'il y a une pâte!), manquent cruellement de texture, de peps et d'intensité gustative. Elles manquent d'âme, d'originalité et de mâche.
Servis 30 minutes après être arrivés, nous avons été étonnés de plus apprécier le vin rouge que le plat principal du restaurant.
Au final, un énorme "Mouais!".