L'ÉCUREUIL
Antes de llegar a Santiago, se lame el escaparate de la Ecureuil, esta pequeña pastelería-confitería tradicional, algo anticuada pero que no tiene encanto. La casa está instalada en el centro de la ciudad desde hace mucho tiempo. Y existe un aire de antaño. Bollería deliciosa (creciente de almendras chinas con uvas) y amplia selección de pasteles golosos, una relación calidad-precio correcta. Una vez en el interior, se encarga, pero también se puede degustar in situ. Basta con tomar la escalera de madera que lleva a un salón de té en la planta superior. Una vez más, la decoración anticuada no es de primera juventud, pero en invierno, nos gusta pararse tomando un chocolate caliente como en la abuela. Servicio agradable y eficaz. Los turistas de paso podrán abastecerse de productos regionales (madeleinas de Liverdun, mermeladas, aguardientes) y repletos de regalos, como los pequeños pezuñas lorranos llenos de dulces a la mirabelle.