LA TABLE DU BOUCHER
Abierto hace unos 18 meses, este restaurante situado en un pueblo fronterizo puede enorgullecerse de ser inscrito pronto en la guía Gault y Millau y el mérito en gran medida: marco sobrio y elegante, que ofrece una selección de diferentes piezas de carne propuestas, suculentas y sabrosas. Un plato del día a 9 euros no queda. Añadan a ello patatas fritas que recuerdan nuestra infancia, un pan casero cuya mie odorante deliciosa deliciosa las papilas, el trato sencillo y acogedor de la patrona (su marido apasionado en la cocina), sin olvidar la degustación de un vino de Pierre (guiño en el nombre de su hijo). Para los no carnívoros, una red de sandro sobre cama de relax completa agradablemente la elección de los platos en el menú. La carta de postres era prometedora, pero las porciones servidas tuvieron razón. No puedes cerrar sin hablar de higiene, irreprochable hasta el wc, refinado y decorado con gusto. El acceso a las personas con movilidad reducida es fácil, lo que es importante subrayar. Por último, los precios son razonables, teniendo en cuenta lo que se tiene en el plato. Por lo tanto, no hay ninguna mala nota para esta joven pareja, a la que deseamos largo y largo camino.