A PICPUS

La página está gira, la del período de Francis y su hijo Nico, pero el Picpus sigue siendo un establecimiento legendario de Limoges y un bar de opciones para ver un partido de rugby. Ciertamente, ya no se fuma dentro, la nueva dirección respeta la ley. Pero el Picpus sigue siendo un ineludible trozo de barrio (también tabaco y prensa), verdadero repadre de acostumbrados. Los comerciantes del mercado de la plaza de los bancos vienen a tomar su pequeño negro, y luego es el desfile, para el periódico, los cigarrillos o los juegos, y los que tienen tiempo se plantean para leer y comentar las noticias. La hora del aperitivo es un momento distendido entre generaciones, que se dan en el bar o en la mesa, a charlar con todo y nada.