El Ban des Gourmands es un concepto muy original y, sobre todo, muy acogedor, con un concepto de mesa de huéspedes donde el ambiente rima con sencillez, corrección y autenticidad. Una cocina que no destaca, una cocina artesanal y que da una sonrisa. Se puede apreciar el fresco y el corazón del cocinero, así como sus aprendices, que están muy bien formados. Es un auténtico bistró de barrio donde Jacques Delépine, graduado de la escuela Ferrandi y formado en Guy Savoy, no escatima esfuerzos para proponer una pizarra variada, colorida y golosa. Con un surtido de mezze (rosñones de bacalao, punteros al aïoli, piquillos rellenos…), gambas al pimiento de Espelette, un gran plato compuesto con la hamburguesa de Aubrac, el carpaccio, la brocheta y dos o tres ideas del momento según el mercado. Unos precios muy ajustados, una pequeña bodega regional. La sala es agradable y se puede acoger con una pequeña tapizada y vela encendida para ti. La dirección propone dos fórmulas, una al mediodía y una por la noche. Se ha prestado atención al plato Tierra: carne de Aubrac a la plancha, magret de higos y crujiente de foie gras a las trompetas de la muerte. En cuanto al servicio, sea un poco paciente, si se tarda en ocuparse de usted, es que se tomará el tiempo, precisamente, de hacerlo bien.
C'est bon, miamm.
Les prix sont corrects a la vue de la qualité du contenu de l'assiette.
Mon plat préféré : Escalopine de foie gras poêlée, miammmm !!
J'adore les desserts aussi.
Le service est dynamique et sympathique, toujours avec le sourire !
J'en demande pas plus !
Encore une fois au Ban des Gourmands, il y a quelques jours !
Toujours aussi bon !