Aunque esta bonita cantina elegante está un poco lejos del centro, merece un pequeño rodeo. La bonita sala, acogedora, ostenta los colores catalanes y dispone de una zona de chimenea, muy apreciable en invierno. Para el verano se escogerá sin vacilar el patio, refrescado por los bambú y los pinos, muy tranquilo y realmente relajante, donde las mesas de mosaicos coloridos aportan a la gaseosa en lugar de. La cocina es de inspiración catalana y mediterránea. En la entrada, por ejemplo, podrás probar moldes gratinados con mantequilla perescalada o carpaccio de vieiras a la citronela, jengibre y limón verde. Para el plato, pequeños calzones asados con sus aïoli o pave de rumsteck maduros, compuestos de chalotes con vino tinto. La carta de postres es muy completa y no decepcionará, con un macarro con frambuesas crema con litchis frigorífico limoncello, un relámpago con limón alíbar, sorbet cítrico jencobre o medio-cocinado con chocolate negro, musga mascarpone y pralininas rosas. El lugar vale realmente el esfuerzo de alejarse del centro histórico.
Accueil et service au top!
Lieu cosy . Personnel accueillant et agréable.
Un risotto fabuleux….
La nouvelle cheffe est très sympathique et très bonne cuisine.
Juste un petit bémol sur les desserts.