MUSEO NACIONAL DEL RENACIMIENTO
Un museo que alberga una colección que nos sumerge en el refinado mundo artístico del Renacimiento
Aunque no sea el más mediático, el castillo de Ecouen es una joya. Construido sobre una colina que domina la Plaine de France, es un importante logro arquitectónico del Renacimiento. Construido para la condestable Anne de Montmorency por el arquitecto Jean Bullant, ha conservado gran parte de su decoración original: chimeneas pintadas, techos, frisos y pavimentos policromados. La visita al edificio, que alberga las colecciones del Museo Nacional del Renacimiento, nos sumerge en el refinado mundo artístico de esta época. Los cuadros se pueden admirar en las chimeneas, en la decoración de los muebles y en las colgaduras de piel. La escultura se revela a través de las obras maestras de Jean Goujon y Germain Pilon, pero también a través de las obras de sus predecesores italianos. En cuanto al mobiliario, descubrimos todos los inventos del siglo XVI, emblemáticos de un nuevo arte de vivir, como el armario y el gabinete. La tapicería revela una de las joyas del arte francés, la famosa colgadura de diez piezas de David y Betsabé. También se exponen las artes del metal -armas, platería, relojes y herrajes- y del fuego -esmaltes de Limousin, vajillas de Bernard Palissy y vidrieras-. El parque paisajístico, una agradable extensión de la visita, fue diseñado en el siglo XVII por Jules Hardouin-Mansart y tiene una superficie de 17 hectáreas. Las visitas familiares, las conferencias y las exposiciones temporales jalonan el programa de un lugar que bien merece una visita.