Este restaurante parisino ofrece una amplia gama de tapas, carnes y bocadillos ibéricos.
Los que lo conocieron en el 7 º no pueden sino alegrarse de verlo instalado en el corazón de París, a dos pasos de los Campos Elíseos, en un El Sol más grande (dos plantas), más luminoso pero siempre tan cálido. Jose Maria Gomez Vega, el truculent propietario, sabe poner sol en los corazones y los estómagos con su humor y sus palabras sinceras, siempre cargadas de acento cantante. A mediodía y por la noche todos los sabores de la península Ibérica, frente a los jamones enteros que se balancean encima del mostrador. En el vaso, los vinos de Rioja y Rueda para descubrir estas tierras con demasiada frecuencia desconocidos y en el plato, excelentes charcutería seleccionadas en el capítulo (Bellota: jamón, paleta, chorizo, lomo) con alegría y alegría. Tapas de todo tipo esperan también a los aficionados que sólo deseen picar en El Sol (chipirones con tinta, boquerones, escaleras y anchoa de Cantabria, habas y pétalos de jamón ibérico Bellota, morcilla, corazón de alcachofa…). Entre los platos estrella de El Sol, mejillas de cerdo ibérico con mullidos mullidos, una cola de toro muy fundante, chuletas de cerdo ibérico a devorar a mano, del barro negro y prensado de patatas como hachis, se reparten la carta. Si tienes un poco de hambre, déjate probar por la base de manchego o la diabólica Torta d'Extremadura (una especie de mont d'or con leche de oveja que se come a la pequeña cuchara…) al final de las comidas. También a la carta: bocadillos de paleta ibérica y de manchego para llevar.
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