VELLEMIN FROY

El agua de Vellemin Froy proviene de una naturaleza preservada en el Franco Condado. Se distingue de otras aguas por su excepcional equilibrio y pureza, así como por su pH neutro.

Historia. En 1828, el doctor Jacquez descubrió un fino chorro de agua durante una caminata y sació su sed. Desde el principio, notó los efectos de esta agua excepcional en su cuerpo: purgante, diurética y laxante, sin prejuzgar en ese momento las propiedades curativas de este manantial que nunca se congela y permanece a una temperatura constante de 14°C en su surgimiento. Sólo 30 años más tarde se realizó una captación y el agua fue sometida a análisis más detallados que revelaron una mineralización excepcional de 3,15 g/litro. Después de la aprobación de la Academia Imperial de Medicina el 29 de diciembre de 1859, se iniciaron los trabajos de perforación para su explotación y venta al público. Para proteger el manantial de la intemperie se construyó un pabellón en el que se erigió una estela octogonal de arenisca, coronada por una estatua titulada "El niño delfín". A esto le siguió un período próspero para Velleminfroy, donde gente de toda Europa vino a tomar las aguas y se hicieron famosos internacionalmente hasta que fueron exportados a la región que todavía se llamaba Indochina. Pero poco a poco, los sucesivos cambios de propietarios fueron superando su explotación. Fue en 2004 cuando Paul Poulaillon, director de la empresa, la adquirió, con el objetivo de revivir y descubrir las "virtudes milagrosas" de esta fuente olvidada.

Las ventajas. Con una composición mineral única y perfectamente equilibrada (cero nitrato y cero nitrito), el agua mineral Velleminfroy es apta para todas las edades (a partir de los 2 años). Como parte de las curas regulares, ayuda a complementar la ingesta alimenticia de todos.

También es posible descubrir la historia del manantial de Velleminfroy a través del Museo del Agua, abierto los sábados al mediodía y por la noche y los domingos al mediodía.