Está lejos del tiempo en que se instalaba una barritería en este terreno. En adelante, el Mercure ilumina, con una fachada armoniosa, sus noches: cerca del centro, detrás del complejo del cine, con sus pocos restaurantes, es un hotel de gama alta. El sello de Troyes es innegable: el edificio macizo y refinado, con un patio interior florido, pequeños balcones en las habitaciones, impone. Los servicios están a la altura: posible relajación a través del Cotton Bar (abierto de a medianoche), mantenimiento físico gracias a una sala de fitness gratuita a tu disposición, televisión a la carta… Es cierto que el hotel no dispone de restaurante, pero el servicio de habitaciones está disponible hasta las h. Las habitaciones son muy espaciosas, con tonos púrpura y malva: cuarto de baño elegante, camas que dan ganas, servicio perfecto. Las habitaciones del Privilege incluyen cafetera Nespresso y dock. Un lugar sin sorpresa, pero ideal para un relajante descanso turístico. Sin embargo, un inconveniente si no tienes coche: la estación está a un cuarto de hora a pie.
Tout est toujours excellent.
Belles chambres spacieuses, très propres, très proche centre-ville.
On s'y sent comme à la maison.
La literie est confortable mais l'hôtel est bruyant.
Nous étions au 1er étage côté rue. On entendait la porte de service claquée et les véhicules dans la rue
Pas de prise USB c murale dans la chambre
Hormis le manque d’éclairage dans une des deux chambres, elles étaient spacieuses.
Le petit-déjeuner était bon et assez généreux.
L’hôtel est grand, à 5 minutes du centre-ville. Il met à disposition des parapluies.