Esta pizzería, escondida en el callejón Montabert, tiene una pequeña terraza, pero no es más que mesas en el pavimento del callejón y dos salas. Es su único defecto. A pesar de la capacidad de 80 comensales, el restaurante está lleno de asalto y por causa: sus pizzas con pasta extra fina cocidas al fuego de madera, a la embutida italiana, en su caso, la decena de pastas propuestas lo convierten en uno de los mejores establecimientos. Hay dos platos en general, con finas finas italianas. Se atreve la crema de alcachofa, los raviolis berenjena-ricotta… El chef afeita su gastronomía, los bocados aperitivos te hacen esperar. Parmesano a discreción y salsa picante casera. Cuidado, los postres son copiosos, por unos precios razonables. Producto fresco, decoración moderna pero acogedora con servidores a veces desbordados pero pro y acogedores. ¡Pensemos sobre todo en reservar!
Pizza bien appréciable mais assez fine.
Escalope très fine mais pâtes très bonnes et assiette copieuse.
Dessert traditionnel et bon.
Juste, mettre un peu plus de chauffage par ce temps ????????