Restaurantes cocina de Europa Trentino-Alto Adigio

Precioso edificio azul pastel en la calle principal de Vitipeno, y excelente cocina del Tirol del Sur con platos tradicionales como el canederli y el goulash, pero también algunas sugerencias diarias con productos de temporada y excelente pasta fresca casera. El hotel ofrece habitaciones cómodas y bien equipadas, algunas con balcón y vistas a las montañas, y una zona de bienestar con sauna, bañera de hidromasaje y tumbonas para relajarse tras un duro día de esquí o senderismo.

Un excelente establecimiento en el centro peatonal que ofrece cocina del Tirol del Sur, mezclando influencias italianas y austriacas. Tan típico que los camareros van vestidos con trajes tradicionales. Buenos platos de pasta y carne; pruebe, por ejemplo, la carne asada de los Alpes con salsa de vino Lagrein. Deguste los knödels, esas famosas albóndigas de pan que se asemejan a los dumplings, los schlutzkrapfen, raviolis de carne de caza, pero también la carne ahumada con su chucrut local. Por último, el strudel es el dulce local por excelencia.

Un establecimiento emplazado en los históricos soportales de Egna que tiene un precio razonable en comparación con los locales vecinos, y que sirve una generosa cocina del Tirol del Sur con finas propuestas de pasta casera, ñoquis y raviolis, así como platos típicos como el schnitzel empanado y los canederli. Las recetas tradicionales del Tirol del Sur se combinan hábilmente con las delicias mediterráneas, y el resultado no está nada mal. Servicio rápido y eficaz.

Un espléndido edificio rodeado de viñedos, en la carretera que baja al lago de Caldaro. Recibirá una cálida acogida en sus salas amuebladas con gusto, con paredes de piedra y techos de madera, o en la terraza del patio o el jardín. La carta, limitada, destaca los productos de temporada en una cocina de inspiración italiana e internacional (¡pruebe las vieiras asadas con trufa y chocolate blanco!). Buena selección de vinos del Tirol del Sur. Un entorno bastante romántico, sensible e íntimo para este restaurante dirigido por gente sincera.

Restaurante gastronómico establecido en uno de los edificios más antiguos del centro de Bressanone: en el siglo XIII fue ocupado por los canónigos de la catedral y se convirtió en la posada de los monjes. El establecimiento estaba obligado a cerrar al anochecer, pero la regla se rompía a veces... Esta leyenda es el origen del nombre del restaurante («El anfitrión oscuro»). Hoy en día, por supuesto, no hay restricciones: incluso al anochecer se puede disfrutar de platos finos y creativos dentro de los muros históricos o en la agradable terraza del patio interior.

Una ubicación envidiable, a orillas del lago de Caldaro, y una cocina refinada, principalmente italiana pero con algunas digresiones tirolesas e incluso asiáticas. Platos creativos y coloridos y sabrosas combinaciones de sabores. Cada año, en agosto, el restaurante invita a un chef japonés, asumiendo plenamente su apertura hacia el lejano Oriente. Los entrantes son tentadores y creativos, al igual que los platos y los postres. Menú de mediodía a 12,80 € de lunes a viernes de 12 a 14.30 h, ¡una buena opción! Si no, simplemente puede ir allí a desayunar frente al lago.

Es el último local de moda en la región, y por una buena razón: está ubicado en el museo de fotografía de hiperdiseño Lumen. Abierto hace unos años, este restaurante a más de 2200 metros de altitud está a la altura de las nubes en la cima de Plan de Corones. Solo se puede acceder en teleférico y, por tanto, solo abren a la hora del almuerzo. En los fogones, el equipo del talentoso chef Norbert Niederkofler, ¡tres estrellas!, aporta su toque de «cocina de montaña» para sublimar los sabores alpinos y ofrecer platos asequibles y contemporáneos en un entorno acogedor.

En la plaza peatonal de Terento, una agradable parada donde podrá disfrutar de especialidades atesinas, platos de pasta y, por la noche, buenas pizzas cocinadas al fuego de leña.

Un buen establecimiento con encanto con pocas mesas en el corazón de la encantadora piazza delle Erbe. También hay una pequeña terraza. La cerveza es casera. Especialidades austriacas.

Situado junto a la carretera, a la salida del pueblo de Sesto viniendo de San Candido, este restaurante realmente sin pretensiones es un buen establecimiento, sin ser gastronómico. Es un restaurante de autoservicio, pero los platos tradicionales se preparan con esmero y en cantidades gigantescas. Apreciará la inmensa terraza a dos mil metros de altura y las sublimes vistas, tanto en verano como en invierno. En el interior, los bancos están cubiertos con cálidas pieles de oveja, mientras el fuego de una estufa central calienta la estancia.

En este restaurante gastronómico situado directamente en las pistas, la cocina alpina se une a la mediterránea bajo la dirección creativa del chef Markus Holzer. La carta incluye clásicos tiroleses como los raviolis de speck en caldo de ternera, el snack de speck, el kaminwurz, los quesos típicos y el eterno strudel de manzana. El chef también ofrece creaciones originales, como tagliolinis con castañas y caza o un parfait con miel de abeto, fruta de rosa mosqueta y crumble de chocolate.

Pero qué bonito es este chalé, con sus paredes de grandes troncos y su capa de nieve en invierno. Este refugio está situado al borde de un bosque de abetos, y lo que uno viene a buscar aquí es el encanto rústico. A los pies de los teleféricos de Tre Cime y Roda Crossa, junto a la carretera, el establecimiento es famoso por su excelente cocina tirolesa. Platos familiares abundantes, sencillos y sabrosos, a veces servidos directamente de la sartén a la mesa. Agradable terraza exterior.

Este refugio-bar-restaurante está situado en lo alto de las pistas del teleférico de Reda Crossa. Por tanto, solo es accesible durante el día. Es famoso por sus tentadores y buenos platos de especialidades locales, pero también por sus platos a base de setas frescas en temporada y por sus pasteles caseros. El lugar es ideal para las familias: en verano, un parque infantil entretiene a los niños justo enfrente, y muchas excursiones parten del refugio. En invierno, se encuentra en medio de las pistas y es el punto de partida de una pista de trineo de cinco kilómetros.

Si busca un buen restaurante en la estación (o una buena excusa para una larga pausa para comer), este restaurante emplazado a 1600 metros de altitud será su refugio ideal. Las vistas panorámicas desde esta altura son inolvidables, y se pueden disfrutar con una buena cerveza de barril. En la carta hay especialidades tirolesas preparadas por una mano hábil y creativa. Los rollos de carpaccio de ternera y mozzarella di bufala campana sobre un lecho de rúcula son de degustación obligada. El semifreddo de postre estaba para morirse.

El chef Bruno Steiner ha querido recrear en su restaurante el lado informal y de convivencia de los picnics: una cocina abierta en la que se puede ver al chef trabajando, mesas altas, un ambiente familiar, sencillez y frescura en la elección de los ingredientes. De hecho, ¡puedes pedir todo para llevar! Aquí no hay un ambiente estirado, el tono es más bien informal y amistoso. El menú consiste en sólo un puñado de platos que cambian constantemente, platos elaborados con ingredientes recogidos del mercado y de las granjas locales.

Es la última dirección de moda en este bucólico y aislado valle. El Flurin es un hotel de moda que no tiene nada que envidiar a las direcciones de la ciudad, un restaurante gastronómico y un animado bar. La comida es espectacular, cocina de fusión de alta calidad en la que los ingredientes orgánicos y naturales de la montaña son los protagonistas, especialmente las hierbas y flores de los Alpes. Mousses, emulsiones, crujientes, fundentes. La caza local se acompaña de guisantes, ruibarbo y polenta. Los cappelletti con ajo silvestre, queso, espárragos y nueces están de muerte.

Típica bodega toda amueblada con madera vieja de montaña al estilo tirolés. Las especialidades son platos típicos ladinos, con deliciosas carnes cortadas de diferentes maneras y una fina selección de vinos nacionales e internacionales, todo ello acompañado de un servicio profesional, amable y sonriente. Menús degustación para dos personas. Hay mucha carne, pero también opciones vegetarianas. Los postres caseros, como el tiramisú servido en una pequeña cazuela o el apfelstrudel, no tienen nada que envidiar a los de los grandes restaurantes.

El panorama desde Ütia Crëp de Munt, a 2000 metros de altitud, lo convierte en uno de esos lugares que siempre se recuerdan. La energía y la creatividad de los nuevos propietarios, los hermanos Niederkofler, han transformado recientemente este refugio de montaña en un lugar muy especial, donde se respetan las mejores tradiciones de la hospitalidad alpina y las recetas ladinas cobran vida. No es de extrañar que el símbolo de la cabaña sea un rebeco, uno de los animales más gráciles, ágiles y hábiles de los Dolomitas.