En las huellas de Namibia, descubro el desierto del Kalahari. Rojo y vivo. Este famoso desierto fue pisado por primera vez hace miles de años por los bosquimanos, estos pequeños cazadores-recolectores. Ese día, paso el día con ellos. Me enseñan a hacer joyas y a leer, comprender y escuchar la naturaleza. Los niños tienen curiosidad por mirarse a sí mismos en el lente. Saltan alrededor de mi cuello para no dejarme ir. Hay encuentros que nunca se olvidan