Los mejores parques de animales y acuarios Madagascar

En este parque, que ocupa una finca de cinco hectáreas junto al río Katsaoka, se pueden ver nueve especies de lémures, incluyendo el sifaca de Coquerel (o lémur danzante). Recientemente se ha acondicionado una zona del parque para acoger a los visitantes. Las infraestructuras, obra del cantero Philippe Manet, están bien integradas en el entorno natural. Hay servicio de restauración, tienda de artesanía en rafia, seda natural, piedras talladas, etc. Es un lugar apreciado por los viajeros que no tienen tiempo para dar largos paseos por los bosques o los parques nacionales, quienes aquí pueden observar fácilmente a los lémures.

Croc Farm es una agradable excursión de medio día para airearse cerca de la capital. El parque, lleno de cactus, palmeras y limoneros, está sombreado y agradablemente floreado (vincas de Madagascar, hibiscos, cocoteros, melocotoneros, mangos, jacarandás...). Podrá descubrir camaleones, anfibios, boas, tortugas radiadas y cocodrilos del Nilo, por supuesto (que el parque cría para aprovechar su carne y su piel). La hora de alimentarlos (miércoles, viernes y domingos alrededor de las 13 h) es una oportunidad para contemplar la tremenda flexibilidad, agilidad y potencia de estos animales. Puede comer o tomar una copa en el restaurante, en un ambiente muy agradable entre madera y bambú. Si tiene prisa, haga su pedido en cuanto llegue. Y tendrá la oportunidad de saborear la carne de cocodrilo, un plato cuando menos exótico. La tienda, situada cerca de la entrada, permite comprar una gran variedad de artículos de piel de cocodrilo (cinturones, pulseras, bolsos, etc.) y artesanía malgache.

Fundado en 1925 y con una superficie de veintisiete hectáreas, este parque ofrece un resumen de Madagascar. Las familias malgaches acuden en masa los domingos. Pero esta visita dista mucho de ser esencial si planea visitar algunos parques nacionales.

De entrada, el parque incluye un jardín botánico donde encontrará un resumen de la inmensa flora de Madagascar: helechos arborescentes, palmeras, orquídeas, bambú, áloes, euforbios, Pachypodium...

También puede visitar el zoológico, que alberga una gran variedad de familias de lémures que luego conocerá en sus diferentes entornos naturales. También descubrirá dos fosas (depredadores), jabalíes verrugosos, reptiles (en un vivero) y un centenar de especies de pájaros de colores, entre ellos el pigargo malgache (una especie de águila). Por supuesto, es un zoológico, así que los animales están en jaulas; algunos guías conocen a los cuidadores y pueden invitarle entre bastidores, en esos casos es cuando la visita adquiere todo su interés.

La última sección está formada por un museo de arqueología y paleontología. Dispone de colecciones de esqueletos únicas dentro del área de animales extinguidos, como el pájaro elefante Aepyornis, los lalomena (un bicho peculiar que recuerda a un hipopótamo) o los lémures gigantes. Descubrirá también, en una sala dedicada a la etnología, instrumentos musicales, cestería, tejidos de seda, objetos rituales...

Una breve visita le permitirá conocer a los lémures negros, emblemas de la isla. Estarán a su disposición para degustar los plátanos que les dé el guía. Desde luego, no es un enfoque muy responsable, y tenemos sentimientos encontrados ante la pregunta: ¿deberíamos ir o no? Sentir el peso de un lémur sobre el hombro es una experiencia mágica... ¿pero a qué precio? Sin embargo, este parque ha evitado la extinción de los makis, que ahora se consideran un recurso. en 2018 había 580 lémures, y ahora hay más. De ti depende decidirte...