Qué ver y hacer Bahía Del Kotor

Esta iglesia, fechada en 1630, está situada frente a Perast en un islote artificial construido con piedras apiladas alrededor de un arrecife. Originalmente una sencilla capilla, fue ampliada en 1725 con la construcción de un imponente santuario reconocible por su cúpula octogonal. Alrededor de los capiteles de la iglesia se pueden admirar cerca de 2.500 pequeñas plazas de plata, cada una decorada de una manera original: son los marineros que, a su regreso de un viaje por mar, solían grabar un exvoto con su nombre para agradecer a Nuestra Señora de las Rocas por haberles salvado de los infortunios del mar. Esta escapada en medio de la Boka merece la pena, tanto por la belleza de un lugar único como por la evocación de las muchas historias de marineros por parte de los guías que gravitan alrededor de la iglesia.

Con 4,5 km de largo y 20 m de alto, las murallas que rodean el casco antiguo constituyen la imagen de Kotor. De origen bizantino, estas fortificaciones ayudaron a proteger la ciudad de los asaltos turcos en los siglos XVI y XVII. La fortaleza de San Juan, que domina la ciudad a casi 260 m de altitud, fue abandonada en 1918. Actualmente en ruinas, se accede a ella subiendo más de 1000 escalones. La vista desde lo alto de sus murallas es espléndida, entre la bahía de Kotor y el monte Lovćen.

En el siglo XVII, Perast, con una potente armada, construyó los más bellos palacios de sus emprendedores capitanes. El pueblo cuenta con diecinueve repartidos por el paseo marítimo y las laderas de las colinas. El palacio Bujović alberga un museo: construido en 1694 por los hermanos Ivan y Marko Bujović, se distingue por una balaustrada decorada con dos leones. Una placa indica la casa donde nació el almirante Matija Zmajević (comandante de la flota rusa). Su tío, el arzobispo Andrija Zmajević, hizo construir su palacio en la colina de San Elías, hoy en ruinas.
Las iglesias también son un reflejo de la pujanza económica de la localidad entre los siglos XVII y XVIII.

Situada en medio de una plaza, esta pequeña iglesia de 1195 era originalmente católica y fue transferida a la Iglesia ortodoxa en 1657. Los fieles de ambas confesiones la usaron, cada uno con su propio altar, pero hoy solo la utilizan los ortodoxos. El iconostasio del interior es obra de Dimitrije Daskal, fundador de la escuela de iconos Dimitrijević-Rafailović. Renovada en 2013 por Rusia, esta iglesia alberga el icono de san Nicolás y san Basilio.

La escalera de Cattaro es el nombre que recibe la carretera de montaña que une Kotor con Cetinje. Construida en el siglo XIX, era la principal vía de acceso a la capital. Muy sinuosa y estrecha, pero espectacular, ofrece algunas de las mejores vistas que se puedan imaginar de las bocas de Kotor.

Tras veinte kilómetros, se llega a Krstač, un pequeño pueblo de montaña. El clima cambia de mediterráneo a continental. Las carreteras conducen a antiguas fortalezas.

Este pequeño monasterio benedictino fue construido sobre un arrecife natural a cien metros del islote artificial de Gospa od Škrpjela. Mencionado por primera vez en un documento de 1166, se cree que fue habitado por monjes benedictinos en el siglo IX. El edificio original no pudo conservarse ya que sufría constantes ataques. Además, en 1667, un terremoto destruyó el techo y el ábside de la iglesia. En el siglo XVII se construyó una nueva iglesia.

Situada en la parte baja de la ciudad, esta impresionante fortaleza del siglo XV se alza orgullosa sobre la localidad. Tras haber pasado por las manos de turcos, venecianos y austrohúngaros, es un vestigio de la época de la dominación bosnia. Fundada por el rey bosnio Tvrtko, resultó dañada por el terremoto de 1979, tras el cual fue reconstruida. Se ha utilizado como cine de verano, discoteca y a menudo como escenario de películas.

Fundado en 1937, el Museo de la Ciudad de Perast ocupa el elegante palacio ^{del siglo XVII} de la familia Bujović. Alberga una rica colección de objetos (armas, estandartes, retratos de capitanes, cartas de navegación, etc.) que recuerdan el flamante pasado marítimo de la ciudad, dominado durante mucho tiempo por la República de Venecia. Aunque más pequeño que el de Kotor, este museo merece una visita, sobre todo por la magnífica vista que ofrece desde su balcón sobre el canal de Verige y sus dos islotes.

Este yacimiento arqueológico permite descubrir las huellas de la civilización romana en Montenegro. Descubierto en 2004, se trata de un gran mosaico del siglo II d. C. que decora el suelo de una antigua villa romana. El mosaico policromado representa motivos geométricos y decoraciones florales, incluido Hypnos, el dios del sueño, tumbado despreocupadamente. Aunque apartado del flujo turístico, es interesante hacerle una visita.

Fue un profundo amor por el vino y los grandes viñedos franceses lo que llevó a la familia Obradović a transformar esta magnífica casa familiar en una finca vinícola. Nos encontramos en la colina de Savina, a unos cientos de metros del monasterio del siglo XI del mismo nombre, en un idílico terreno costero orientado al sur que domina el mar y la ciudad de Herceg Novi. La excursión incluye una visita guiada con degustación de vinos, todo ello con una vista excepcional de la bahía. Tinto, rosado, blanco, ¡los probará todos!

Terminada en 1166, y construida sobre los restos de una iglesia del siglo IX, la catedral de San Trifón (Sveti Trifun) es uno de los monumentos representativos del arte románico en el Adriático a pesar de las reconstrucciones que ha sufrido. Su fachada, reconocible por sus dos torres unidas por un portal que forma un pórtico, data del siglo XVII.
De los frescos que antaño cubrían todo el interior del edificio solo quedan algunos vestigios, como los del ábside y el tesoro del piso superior, que datan del siglo XIV. Aquí puede verse el sarcófago de Andrea Saracenis y de su esposa María. A la izquierda de la entrada, unas escaleras conducen a una pequeña capilla del siglo XIV donde se conservan las reliquias de san Trifón. Esta capilla está decorada con un friso de mármol blanco finamente tallado por Francesco Cabianca, un artista veneciano del siglo XVIII. Por último, hay una gran cruz de madera de origen desconocido en la que se pueden ver los rasgos de Jesús crucificado. El baldaquino sobre el altar (ciborio) construye un magnífico ejemplo de arte gótico. Formado por cuatro columnas de mármol rojo que sostienen una construcción octogonal de tres niveles, está decorado con esculturas que ilustran la vida de san Trifón. El tesoro de la catedral, situado en la planta de la izquierda, contiene objetos litúrgicos como copones y otras reliquias. También se puede acceder al balcón situado entre las dos torres.

Construida en 1602 por orden del gobernador de Venecia Antonio Grimaldi, es el primer monumento que se ve al entrar en el casco antiguo por la entrada principal. La torre, con cuatro pisos y un sótano, se erigió con enormes bloques de piedra extraídos de las rocas del monte Lovćen.

El reloj se añadió en 1810. Y si se fija bien, se tuerce como la de Pisa, una inclinación causada por el terremoto de 1979.

La riqueza arquitectónica de Kotor se debe principalmente a los numerosos palacios barrocos construidos a lo largo de los siglos por la aristocracia local. Como estos edificios no están abiertos al público, solo se pueden admirar desde el exterior. La mejor manera de descubrirlos es paseando por las callejuelas del casco antiguo; así podrá contemplar muchas de las esculturas que adornan las fachadas de estos palacios de aspecto romántico.
El palacio de los Pima, reconocible por su larga balaustrada barroca, data del siglo XVII. El escudo de armas de la familia, sostenido por dos ángeles, puede verse sobre el portal.
El palacio Drago, junto a la catedral, data del siglo XVI. La villa original del siglo XII fue destruida cuando parte de la catedral se derrumbó durante el terremoto de 1667. El palacio alberga ahora el Instituto Regional de Protección de Monumentos Culturales.
El palacio Grgurina, que alberga el Museo Marítimo, data del siglo XVIII. Otros palacios dignos de mención son el palacio Besuća, también del siglo XVIII, y, frente a él, el de Bizanti, del siglo XVII, ambos situados al sur de la plaza de Armas. La historia de la familia Bizanti comienza con Nikola Bizanti, un respetado juez de la ciudad de Kotor. Tras el terremoto de 1667, fue él quien reconstruyó el palacio tal y como se conserva hoy. No se pierda la escalera de piedra, los balcones y el antiguo pozo de agua de este notable palacio.

Situada en el centro del pueblo, frente al mar, esta iglesia fue diseñada por el italiano Giuseppe Beati en el siglo XVII. Nunca llegó a terminarse, pero destaca por su imponente campanario de 55 m de altura, el más alto de la bahía de Kotor. Ivan Scarpe inició la construcción de este imponente campanario con una serie de logias repartidas en cinco pisos. Una inscripción sobre la puerta de entrada conmemora la derrota de los turcos en 1657: «Christianae Reipublicae Triumphanti».

Otra forma de descubrir las bocas de Kotor es en una excursión semisubmarina. Se trata de una interesante visita, de una hora, durante la cual podrá disfrutar del paisaje tanto desde la cubierta como bajo el agua (veinte minutos) dentro del submarino. Es una experiencia para compartir con toda la familia que deleitará a grandes y pequeños. En la cubierta superior, disfrutará de una vista impresionante de Kotor y de las montañas circundantes. Dispone de aire acondicionado a bordo y agua fresca. Para los niños más mayores, ofrecen excursiones más extensas en barco, de tres horas de duración.

Situada en el corazón del casco antiguo, esta pequeña torre del reloj coronada con matacanes es el símbolo visual de Herceg Novi y su edificio más famoso. Fue erigida a mediados del siglo XIX en el emplazamiento de una torre más antigua construida en 1667, veinte años antes de que se marcharan los turcos.
La Sat Kula es un monumento de la época turca. No dude en pasarse para descubrir la plaza de la iglesia y algunas cafeterías agradables. Una buena idea para dar un paseo.

La bahía de Luštica, situada a la entrada de la bahía de Kotor, es una península entre el mar y las montañas, de 47 km² y 13 km de longitud. Este paraje natural único reúne infraestructuras de primer orden construidas desde 2013. La arquitectura se basa en los códigos de los antiguos pueblos pesqueros montenegrinos. Apartamentos, villas, hoteles, campos de golf, tiendas y restaurantes se reparten a lo largo de 7 km de costa preservada. El Marina Village, el distrito central de la bahía de Luštica, alberga un lujoso puerto deportivo, mientras que en el lado de tierra, los campos de olivos y las montañas plantadas de cipreses y robles completan la decoración de este lujoso complejo costero.

Con sus palmeras y las terrazas de las cafeterías, esta pequeña plaza es uno de los lugares más agradables de la ciudad. La pequeña iglesia serbo-bizantina del centro fue consagrada en 1911.
La plaza está dedicada a Stjepan Turtko, quién subió al trono a los quince años y amplió sus tierras heredadas hasta convertirse en rey de Bosnia y Serbia en 1377. En honor a sus conquistas, con un reinado que abarcó cuatro décadas, se erigió un enorme monumento en la playa junto al puerto de Herceg Novi.

Situado a dos kilómetros al este de la ciudad, en la ladera de una colina que domina el mar, este monasterio es un magnífico ejemplo de mezcla arquitectónica. Aquí fue educado el príncipe poeta Pedro II Njegoš. El complejo del monasterio consta de dos iglesias dedicadas a la Virgen María, un claustro y una pequeña capilla en la ladera dedicada a san Sava Nemanja (el primer arzobispo de la Iglesia ortodoxa serbia, nombrado en 1219, que se convirtió en su santo más venerado). Al parecer, el monasterio actual se construyó en el lugar de una iglesia anterior del siglo XI y data de finales del siglo XVII (década de 1690), cuando los monjes que huían de la destrucción de su monasterio cerca de Trebinje, en Herzegovina, trajeron aquí sus tesoros. Entre estos tesoros, que todavía están en posesión del monasterio, se encuentran un cáliz de 1650, un Evangelio de 1685, una miniatura de plata del monasterio de Tvrdoš, de donde procedían los monjes, y una cruz de cristal y plata del siglo XIII que se dice que perteneció a san Sava.
El monasterio cuenta con una gran biblioteca con manuscritos del siglo XIV, así como un viñedo que proporciona el tradicional vino que se degusta en la fiesta de San Tifón, el 14 de febrero, patrón de los viticultores. El monasterio elabora además un merlot, un cabernet, un chardonnay y un rosado, así como dos tipos de aguardiente, incluido un travarica con propiedades medicinales.

Fortaleza de nombre evocador, la «torre sangrienta» fue construida por los turcos. Tenía una doble función, ya que servía tanto de fortaleza defensiva como de prisión para los que se oponían a los turcos. Todavía se pueden ver los dibujos y mensajes de sus antiguos prisioneros. El paseo por las callejuelas del casco antiguo con un paisaje precioso es un verdadero descubrimiento histórico. En verano, se celebran conciertos y representaciones teatrales.