Artes y oficios Béarn

Esta casa posee un saber hacer ancestral excepcional, ¡4 generaciones se han sucedido a la cabeza desde 1910! La marca Tissage Lartigue 1910 se creó, según Philippe Lartigue, "con total respeto a la tradición y en consonancia con nuestra época y sus preocupaciones ecológicas". Para ello, los productos Lartigue están "crudos del telar", sin ningún tratamiento químico del tejido. Aquí se cuenta la historia del lino vasco, desde la tradición hasta los secretos de las siete rayas. El taller está abierto a los visitantes para descubrir los telares y las costureras en acción, un pequeño rincón de baño y la colección correspondiente, un rincón de cocina con una exposición... Fabricando sus piezas in situ y beneficiándose de un saber hacer artesanal único, la marca es ineludible y va mucho más allá de las fronteras del Suroeste y de Francia. Lartigue 1910 es el último tejedor que se mantiene fiel a la tradición vasca y ofrece una salida de fábrica dedicada a la vajilla y al menaje de cocina, magníficos manteles y servilletas, bolsos, cojines, kits para una decoración sorprendente y telas por metros. Un gran éxito con ahora 6 tiendas: Ascain, Bidos, Bayona, Biarritz, Espelette y Saint-Jean-de-Luz, y la obtención en 2020 de la Etiqueta IG "Linge Basque" atribuida a las empresas con un saber hacer particular y que garantiza el origen del lino producido en sus talleres.

La boina: símbolo de Francia en el extranjero, ha atravesado todas las modas y épocas. Desde hace 170 años, Laulhère aplica su saber hacer en este ámbito al pie de los Pirineos, cuna histórica de la boina. En efecto, la boina vasca es una boina bearnesa, tejida por los pastores de esta región y sentida en el agua de los Gaves. Su nombre procede de Napoleón III, que descubrió este tocado plano durante una estancia en Biarritz. En 1840, Lucien Laulhère fundó una fábrica de tejidos de lana y algodón en Oloron-Ste-Marie. Hoy en día, Laulhère es la única fábrica de boinas que fabrica sus productos íntegramente en Francia.

En esta caja de madera, artistas y creadores hacen su nido. Estas "Poulettes", que han formado una asociación (Anid'Art), dan protagonismo al saber hacer y a las iniciativas locales: liebres de rakú, llaveros de cuero, encuadernación, jabones, accesorios para bebés, tejidos de lino, marcos, perchas de papel recortado, etc. Todo se fabrica en pequeñas series o a medida. Tanto empresas como particulares pueden hacer pedidos de objetos personalizados. Los talleres permiten aprender ciertas técnicas. A dos pasos de la plaza de Verdún y del antiguo jardín del Rey, la Haute-Plante es un bonito corral que no le arrancará las plumas Bellas creaciones al alcance de todos los bolsillos.

Carole Lévy Kerebel es una artista singular. Tras una carrera de 25 años en el sector del libro, volvió a la cerámica, que había empezado cuando era adolescente. En 2012, montó su propio estudio de cerámica en su casa, donde se sumergió en todos los aspectos del material. Su camino la llevó a Japón, donde encontró una poderosa inspiración. Así, desde hace 10 años, crea piezas únicas: Kokeshi de cerámica. Rinden homenaje, con un espíritu muy personal, a las estatuillas tradicionales japonesas y al arte del kimono. Cada pieza está modelada en gres, pulida, grabada, firmada y ahumada. La arcilla tipografiada es otra faceta de su trabajo.