SCHLOSS LINDERHOF
Linderhof es una refinada y opulenta pepita arquitectónica en un maravilloso entorno natural al pie de las montañas.
El palacio de Linderhof es sin duda la más bella de las tres residencias construidas por Luis de Baviera, y es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde julio de 2025. Antiguamente, en el lugar donde ahora se alza el famoso castillo solo había un sencillo pabellón de caza, apodado la "villa real" por su pequeño tamaño. Esta pequeña maravilla arquitectónica encaja perfectamente en este idílico paisaje de montaña. El parque mezcla con elegancia elementos del barroco francés con los de un jardín paisajista inglés.
Linderhof es, de hecho, el único de sus tres grandes proyectos de construcción que Luis II de Baviera (1845-1886) pudo terminar (1878), y fue también su residencia favorita. El Rey vivió aquí un total de 8 años, si se suman todas sus estancias en Linderhof. Tras visitar el castillo y el parque, es fácil comprender por qué Luis II sentía tanto aprecio por este lugar, que destila tranquilidad y magia, y nunca deja de estimular la imaginación. El parque alberga numerosos edificios fascinantes, como la casa marroquí, el quiosco morisco y la gruta de Venus. Esta inmensa gruta artificial estaba dotada de una iluminación eléctrica ultramoderna para su época, con prefijos de cristal multicolores e intercambiables que permitían sumergir el espacio en diferentes luces y atmósferas. Completamente renovado, reabrió sus puertas al público en abril de 2025.
El Palacio de Linderhof propiamente dicho sólo puede visitarse con guía, y es de visita obligada. En su interior, todo está decorado en estilo rococó. Descubrirá una ornamentación opulenta y refinada que utiliza materiales preciosos de todo el mundo: porcelana de Meißen y Nymphenburg, jarrones de Sèvres, relojes de Neuchâtel, lapislázuli de Afganistán, marfil de la India, etc. En el comedor real se incorporó al castillo una innovación francesa del siglo XVIII: una "table couvre-toi", que funcionaba con una manivela que había que girar para subir y bajar la mesa. Perfecto para no molestar al rey en sus ensoñaciones. Otra herencia francesa le espera en el vestíbulo de la planta baja: ¡una estatua de Luis XIV! Admirado por Luis II, el Rey Sol era su ídolo y fuente de inspiración. Esta maravilla tiene su eco en el impresionante dormitorio de Luis II de Baviera. El esplendor rococó de cada sala es sencillamente fantástico, pero nada supera la suntuosidad del Salón de los Espejos al final de la visita.
¿Lo sabías? Esta reseña ha sido escrita por nuestros autores profesionales.
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Opiniones de los miembros sobre SCHLOSS LINDERHOF
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