Guía de viaje Passe De Djouk

Si se recorren los doscientos kilómetros que separan Sangarafa de Kiffa, es inevitable encontrarse a medio camino con el puerto de Djouk. Aunque este paso no es ni el Stelvio ni el Alpe d'Huez, ya que sólo una curva y unos cincuenta metros de desnivel separan la llanura de la meseta, es especialmente temido por los automovilistas mauritanos, sobre todo los camioneros que, por culpa de sus frenos al rojo vivo, a veces pierden el control de sus vehículos. Desde lo alto de la rampa, se puede bajar a Nuakchot por Sangarafa y Aleg o a Néma por Kiffa y Ayoun el-Atrouss. En dirección a la capital, se llega, al pie de la costa, a un uadi bordeado de doum y palmeras datileras, donde jóvenes fenicultores venden ristras de dátiles durante la estación invernal. Dejando atrás el macizo de Assaba y los escarpes de Tagant a su derecha, se deslizará por la N3 hasta Sangarafa. En este tramo de la Route de l'Espoir, tendrá la oportunidad de repostar, desviarse por la carretera asfaltada que lleva a Barkewol y observar, después de la lluvia, a niños y adolescentes chapoteando en charcos provisionales. De camino a Kiffa, se atraviesa la ciudad de Kamour, dominada por un pico rocoso que los más deportistas pueden escalar, y después Guerou, una ciudad comercial donde se puede comer, llenar la mochila de víveres y, si es necesario, pasar la noche en un albergue. Por último, la N3 está en bastante buen estado entre Sangarafa y Kiffa.