La cúpula aplanada de Guelb Er-Richat, aparecida durante el periodo Secundario, está situada en los límites de las montañas negras del Adrâr mauritano, al oeste, y las extensiones llanas de guijarros, losas rocosas y dunas de la cuenca de Taoudenni, al este. Este yacimiento está formado por tres círculos concéntricos más o menos distintos, que se atraviesan mediante pasos para llegar al centro. Estos círculos están situados sucesivamente a unos 10 y 5 km del centro, y el último se encuentra a sólo un kilómetro. Este extraño sistema es tan imponente que hoy aparece en todos los mapas, incluso a pequeña escala. Debido a su tamaño, sólo fue desvelado muy tarde, por el profesor Théodore Monod, en 1934. En efecto, nadie, ya proceda de las escarpadas mesetas del norte o de las dunas del Majabat Al Koubra, al sur y al sureste, podía imaginar que estas crestas bajas estuvieran organizadas en un sistema concéntrico tan perfecto, de forma vagamente elíptica, de 22 km y 25 km de diámetro, que emergía de un ojal de 45 km de largo, el Taguenzé, abierto en la meseta de arenisca.No se trataba de un meteorito. Aunque el origen del Guelb er-Rîchât ha sido durante mucho tiempo objeto de varias hipótesis, algunas de ellas incluso descabelladas, parece que, hoy en día y en el estado actual de los conocimientos, queda descartada la probabilidad de que un meteorito sea el responsable de estos desprendimientos. Los científicos son prácticamente unánimes en afirmar que este lugar es el resultado de lo que podemos llamar, para simplificar las cosas, un volcán abortado.Hace varios miles de años, o incluso varios millones de años, una burbuja de magma salió a la superficie de la tierra y provocó pliegues. Tras atravesar la corteza terrestre, el magma dejó de seguir y se encontró sin energía para impulsarse. Entonces se desinfló lastimosamente para dejar en su centro un lago, hoy desaparecido. La formación del Guelb er-Rîchât recuerda a un suflé sacado del horno y que vuelve a caer al instante. Esta versión pictórica erizará la piel de algunos científicos, pero tiene el mérito de ser comprensible para la mayoría de nosotros. Y, en cualquier caso, se acerca más a la realidad que la hipótesis del meteorito. Dicho esto, le toca a usted aventurarse en el sitio y, tal vez, proponer otra verdad...

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