CASTILLO DE MIRAVET
La última fortaleza y uno de los últimos castillos que resistieron a la disolución de la orden templaria ordenada por Roma
En 1153, Ramón Berenguer IV conquistó el castillo de Miravet, la última fortaleza musulmana construida en la ladera del acantilado en el siglo IX, antes de donarlo a la orden templaria. Lo transformaron en una importante comandancia y monasterio. En el siglo XIV, el castillo fue uno de los últimos en resistir la disolución de la orden templaria ordenada por Roma: resistió gloriosamente un asedio que duró casi un año, entre 1307 y 1308, antes de pasar finalmente a manos de la orden hospitalaria. El castillo templario es un testigo esencial de la arquitectura militar medieval: en su mayoría es un estilo de transición entre el románico y el gótico. Hay 14 dependencias organizadas en tres niveles alrededor de un patio central. Destacan la Plaza de Armas, la iglesia románica de Sant Martí (siglo XIII), de una sola nave rematada por una bóveda de cañón, y la imponente muralla de 25 metros de altura que se adentra en el río. Una escalera es imprescindible para acceder a la terraza, que ofrece una magnífica vista de los alrededores, donde se puede apreciar la importancia estratégica del emplazamiento del Castillo de Miravet, que siguió jugando un papel importante en los conflictos que afectaron a la región, desde las Guerras del Segador hasta la Batalla del Ebro. Aunque el interior está un poco vacío, la vista merece una visita.
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