CORAZÓN HISTÓRICO
Centro donde la torre defensiva de la Morerie, los silos bajo la plaza mayor son vestigios conservados de esta época
En la encrucijada de civilizaciones, íberos, romanos, sarracenos, moros y cristianos comprendieron la importancia estratégica de Ascó, a orillas del río más importante de Cataluña. Bajo el dominio musulmán, hacia el año 714, la ciudad experimentó una cierta influencia. Las calles empinadas, los porches oscuros y las casas de adobe son testigos de esta época. La torre defensiva de la "Morerie" y los silos bajo la plaza principal (accesibles por escaleras) son vestigios conservados de esta época.
Tras la Reconquista, en el siglo XII, los templarios se hicieron con el control de la villa. Para no despoblar Ascó, el conde Ramón Berenguer IV decidió permitir que los musulmanes siguieran viviendo dentro de las murallas del pueblo, junto con los nuevos cristianos que habían llegado a Ascó. Así, el pueblo se separó en dos partes, una morisca y otra cristiana, que se desarrolló fuera de las murallas. Poco a poco, las relaciones entre las dos comunidades se fueron deteriorando. Los musulmanes fueron expulsados y la ciudad perdió su poder económico. La Ca Père Sans, que marcaba la entrada al pueblo cristiano, el castillo, la iglesia y el imponente pozo de nieve son testigos de esta época. En la plaza de Cal Cavaller también se puede admirar la casa de Cal Cavaller (siglo XVII), residencia de la familia Salvador, ennoblecida por la Corona por sus servicios.
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