EKAINBERRI (RÉPLICA DE LA CUEVA DE EKAIN)

Descubierta en 1969, la cueva de Ekainberri alberga decenas de representaciones de caballos, solos o en manada, así como bisontes y ciervos, todas ellas de hace entre 14.000 y 10.000 años. Por motivos de conservación, la cueva original no se puede visitar, pero puede consolarse con la hermosa réplica instalada bajo el gigantesco blocao construido en 2008, cuando la cueva fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y que contrasta ferozmente con el ambiente bucólico del valle.

Una vez compradas las entradas en la central de reservas del pueblo, hay que seguir un agradable sendero a través de los campos para llegar al yacimiento (menos de 30 minutos). Es una forma estupenda de sumergirse en las formas del terreno y los paisajes muy verdes donde vivían las gentes de finales del Paleolítico.

La inmersión continúa en la propia réplica, donde se han recreado las condiciones de humedad, temperatura y luz tal y como eran en la cueva original. Por otro lado, es mucho más fácil desplazarse, con un recorrido adaptado para personas con movilidad reducida. La transición de la luz diurna a la oscuridad es gradual, dando tiempo a los ojos para adaptarse. A continuación, se puede recorrer el itinerario de la visita sin perder de vista cualquier forma o línea que pueda revelar la presencia de un dibujo o un grabado. Evidentemente, la iluminación y el personal están ahí para ayudarle a interpretar las formas, que a menudo son muy claras, pero que a veces pueden resultar complicadas para los no iniciados.

La cueva de Ekainberri es a los caballos lo que Lascaux a los mamuts. Allí se han documentado nada menos que 59 dibujos, 39 de los cuales son de caballos. De patas cortas, crines rectas y algunas ronchas en las patas: no hay duda sobre las siluetas, se trata de caballos Prjevalski. Esta especie, considerada extinta hasta que el explorador ruso Nikolaï Mikhaïlovitch Prjevalski descubrió algunos ejemplares en Mongolia a finales ^del siglo XIX, estuvo efectivamente muy presente en Europa en la prehistoria. Los caballos están representados aquí en manadas, formando "el mejor grupo de caballos pintados del Cuaternario", según el arqueólogo francés André Leroi-Gourhan. Algunos de los caballos, alcanzados por flechas o lanzas, parecen indicar que, aunque el hombre no pudo domesticarlos, sí se alimentó de ellos. Otras pinturas y grabados de la cueva incluyen rinocerontes, osos, ciervos, bisontes y, más raramente, peces.

Alsalir del blocao, no deje de participar en alguno de los talleres que se ofrecen durante la visita. Podrá aprender a disparar flechas o hélices a reproducciones de animales, técnicas de pintura paleolítica o la ciencia del fuego.