Qué ver y hacer Meerzorg

Peperpot es una antigua plantación, y hace falta un poco de historia para entender el lugar. Cuando los holandeses arrebataron Surinam a los ingleses en 1667, ya existía el sistema de plantaciones. La mayoría de las plantaciones estaban situadas en la parte alta del río Surinam, no lejos de la desembocadura, donde el azúcar y el tabaco eran los principales cultivos. En 1683 se instauró una nueva administración que introdujo el sistema de pólderes de Zelanda, lo que propició el desarrollo de plantaciones río abajo, más cerca de la capital, Paramaribo.

La antigua plantación de café y cacao de Peperpot fue adquirida en 1692 por Simon van Halewijn, un hombre rico e influyente. El cacao se introdujo en 1702 tras un ensayo infructuoso con tabaco, seguido del café en 1720. Tras la muerte de van Halewijn, la plantación pasó por una sucesión de propietarios. Disfrutó de algunos años prósperos, pero un mantenimiento descuidado, unido a la competencia en los mercados, pronto condujo al cierre de la plantación.

En la actualidad, el lugar se ha convertido en una reserva natural privada, mundialmente famosa entre los ornitólogos por la diversidad de sus aves. Cada año, el lugar acoge a un gran número de clases escolares y a una media de 500 visitantes al mes Actualmente se está construyendo un centro de educación y sensibilización a la entrada del parque. Un sendero de 3,2 km y un carril bici le guiarán a través de la plantación, descubriendo los antiguos canales de navegación utilizados para transportar el café de las plantaciones a la fábrica en pequeñas embarcaciones. Pequeños puentes de madera permiten cruzar las plantaciones y observar la fauna circundante: tucanes, monos, perezosos, halcones, etc. También puede relajarse a la sombra de un árbol en las zonas de descanso y picnic habilitadas al efecto. Un poco más adelante, el antiguo pueblo o "kampong" de los trabajadores javaneses merece una visita: encontrará la antiquísima fábrica de cacao y café (aún no abierta al público), así como las magníficas casas del director y el gerente. A la entrada del Kampong, hay casas de alquiler para pasar la noche y antiguas viviendas en este pequeño pueblo, que parece un poco desierto: los hijos de los trabajadores y sus familias aún viven allí. Más allá del pueblo hay un hermoso vivero con todo tipo de flores y orquídeas.

A la entrada hay una pequeña tienda donde se puede comprar agua, postales, un libro sobre árboles y tarjetas de identificación de aves.