L'ESPIÈGLERIE
leer másUn marco francés antiguo, elegante y acogedor, instalado en los antiguos talleres Tanneurs, hoy Hôtel des Tanneurs. El chef, Hubert Quairiat, tan a gusto con los productos locales como con el marisco, es capaz de combinar creatividad, tradición y presentación sin una nota falsa. La forma más fácil de comprobarlo es optar por uno de los menús (Espiègle, Balade o Gourmand), una maestría total. Por algo este restaurante, una de las mejores direcciones de Namur desde 1988, atrae a tantos gourmets.
LE TEMPS DES CERISES
leer másSe trata de una buena dirección de antaño, donde el rojo ambiental (manteles de guinga, mesas y sillas...) se ve realzado por dedicatorias de famosos y artistas que un día degustaron esta cocina en forma de idilio con los productos locales. Locales y de otros lugares. En el menú, jambonneau au gratin, groin de cochon, entrecôte de boeuf y cassoulet son los favoritos. También querrá venir por la calurosa bienvenida: el jefe Dominique Renson es un tipo inexpresivo que no se anda con chiquitas Elabora un aperitivo exclusivo y delicioso, el Florange.
LA TABLE DU ROYAL SNAIL
leer másCarl Gillain permaneció al timón, pero Agathopède cambió su nombre a un nombre más corporativo. Más convivial y con menos alboroto, el restaurante del hotel Royal Snail optó por la bistronomía. Comemos en la barra o en mesas bajas si lo deseamos, tomamos un aperitivo sin pretensiones antes de continuar con los platos servidos a la carta. El ex-segundo al mando del Comme Chez Soi optó por un giro de 90 grados en el espíritu de la época, otro discurso emblemático donde también dejó su huella. ¡Los jefes rompen códigos y nos encanta!
RESTAURANT LE MECHOUI
leer másRestaurante argelino, especialidades de cuscús.
LA PETITE FUGUE
leer másPascal Pirlot prepara platos de bistró de primera clase. El moderno local desprende cierta calidez: las paredes de chocolate helado contrastan sutilmente con pequeños toques de rojo fuego. El restaurante debe gran parte de su reputación a sus platos de pescado y marisco fresco y a sus menús de temporada, siempre elaborados con esmero. A partir del otoño, la caza se codea con el lenguado y el bogavante bretón. La especialidad del chef: un huevo cocido a 63°C (en una versión diferente, pero nunca fuera de carta) y una relación calidad-precio increíble.