PUENTE DE OJUELA
Las minas de la Sierra de Ojuela fueron descubiertas a finales del siglo XVI por los españoles y desde entonces han sido explotadas de forma continuada (principalmente plata y plomo, aún hoy explotados por 250 mineros). Desde la carretera principal, un camino de tierra nos lleva durante dos kilómetros hasta un punto de parada donde podemos asegurarnos de que podemos empezar la subida: el camino pavimentado que baja por el barranco es tan estrecho que no podemos cruzar otros vehículos en el camino. Tras los cinco kilómetros de subida, llegamos finalmente al pueblo fantasma de Ojuela, ruinas de la edad de oro de la explotación minera, entre 1891 y 1931, ya que fue tras la toma de posesión de las minas por parte de la empresa Peñole en 1891 cuando el lugar se desarrolló considerablemente: el puente fue construido por un ingeniero alemán al año siguiente, en hierro y madera: 310 metros de largo y 1,80 metros de ancho, suspendido por encima de una brecha de 110 metros de altura. Las almas sensibles se abstienen. Los que se abstengan un poco demasiado se quedarán para descubrir las ruinas del pueblo con placer. Aquí se conservan esencialmente (a la derecha mirando al puente) los opulentos edificios de los ejecutivos de la empresa, así como los edificios de carácter industrial directo o el hospital; las cabañas de hierro corrugado de los trabajadores, cuyo barrio se extendía sobre la colina a la izquierda, han desaparecido con el mal tiempo. Estos últimos vivían en condiciones deplorables, siendo pagados sólo con cupones que les permitían comprar comestibles en la mina (sistema raya tiendas), el resto se contabilizaba como pago en especie (vivienda, salud, etc.); si la gerencia consideraba que habían gastado más de lo que habían ganado, la deuda pasaba a sus hijos, quienes a su vez se veían obligados a trabajar de por vida en el lugar.....