Acogedor restaurante con terraza que ofrece cocina francesa moderna
Acogedor restaurante de cocina francesa moderna. El comedor es elegante y sobrio en tonos bastante oscuros, pero el verdadero punto a favor del establecimiento es su encantadora terraza de madera flotante, perfecta para relajarse. Es muy agradable sentarse a la sombra de las sombrillas durante un almuerzo soleado. La carta es bastante sencilla, con algunos platos de carne y pescado y siempre platos vegetarianos (lo cual es bastante raro en la zona como para que merezca la pena mencionarlo), que varían según las estaciones. El servicio es profesional y la espera bastante corta. Apreciamos los pequeños detalles, como los aperitivos. Los platos son sencillos pero buenos, la cocina acertada y los productos de calidad. Se nota que dominan el menú. Sin embargo, la cuenta es bastante abultada y los precios de algunos platos son cuestionables (21 euros por un filete de salmón y verduras sin salsa). Nos quedaremos con esta dirección para una comida o cena cerca del centro con un amigo vegetariano.