TEATRO BARROCO
Probablemente la presencia de este teatro en el emplazamiento de Drottingholm fue lo que decidió a los especialistas de la Unesco a inscribir este lugar en la Lista del Patrimonio Mundial. Es uno de los pocos teatros barrocos del siglo XVIII no renovados que se pueden visitar en el mundo. Su historia es pintoresca, ya que el edificio fue construido en 1766 por la reina Lovisa Ulrika y luego ampliado por Gustavo III, que trajo a artistas franceses, italianos y alemanes. Luego, el teatro se cerró repentinamente en 1792. Fue casi por casualidad que la redescubrió un historiador en busca de un cuadro (que en realidad está expuesto en una de las salas). Éste se dio cuenta del tesoro que acababa de desenterrar (el teatro había estado inactivo durante casi doscientos años), y pidió permiso para restaurarlo, que le fue concedido. Hoy en día, se presentan regularmente óperas y obras de teatro al público. El vestíbulo en sí es magnífico, sumido en la penumbra para hacer efectivos los numerosos efectos de trampantojo, según los deseos del arquitecto. Los decorados se siguen cambiando a mano con el sistema mecánico original. A continuación, la visita le llevará a las salas contiguas al vestíbulo, a las habitaciones que albergaban a los artistas en la época de Gustavo III y a la sala de recepción, donde al rey le gustaba desayunar con los actores, al son de una orquesta que tocaba desde el balcón aéreo circular... Una hermosa e impresionante visita que no deben perderse los aficionados