BATTISTERO DEL DUOMO
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Un magnífico baptisterio, decorado con notables frescos, una maravilla a descubrir en Padua.
Aunque monumental, la catedral de Padua, construida en forma de cruz latina, puede visitarse con bastante rapidez. Sin embargo, su baptisterio adyacente, construido en el siglo XII, bien merece una visita. Construido en el siglo XII, está totalmente decorado con frescos que datan de 1375 a 1378, firmados por Giusto de Menabuoi, discípulo de Giotto. Destaca el fresco que cubre el interior de la gran cúpula. Se trata de una escena que representa a Cristo rodeado de ángeles, pieza principal en torno a la cual se articula una de las series más completas de pinturas del siglo XIV en Italia. Los frescos ilustran episodios clave del Antiguo y del Nuevo Testamento, como el destino de la Virgen María y el viaje de Jesús de Nazaret, desde su entrada triunfal en Jerusalén hasta su crucifixión. También descubrirá representaciones de una treintena de venerados santos locales, así como de los cuatro evangelistas -San Marcos, San Lucas, San Juan y San Mateo-, asociados a sus símbolos distintivos. El ábside del baptisterio está adornado con unas cuarenta escenas adicionales, especialmente del Apocalipsis y de Pentecostés, que enriquecen el significado simbólico del lugar. La obra de Giusto de Menabuoi es notable, tanto por los colores utilizados como por las expresiones atribuidas a las figuras. Una visita al lugar no estaría completa sin una mirada a la pila bautismal, fechada en 1260. Por último, es difícil no detenerse ante el magnífico políptico que decora el altar mayor.
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