CATEDRAL DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN
La catedral es uno de los mayores atractivos arquitectónicos del país, junto con la Basílica del Cisne, en la provincia de Loja
La Catedral de la Inmaculada Concepción, conocida como Catedral de Cuenca, está considerada como una de las catedrales más bellas de Sudamérica. Fue diseñado en el siglo XIX por un fraile alemán llamado John Stiehle. Su construcción comenzó en 1855 y duró nada menos que 120 años. Este imponente edificio, que combina varios estilos arquitectónicos -románico, renacentista y gótico (pero predomina el estilo románico)- puede verse desde lejos gracias a sus tres cúpulas azules. Es uno de los mayores atractivos arquitectónicos del país, junto con la Basílica del Cisne en la provincia de Loja y la Basílica del Voto Nacional en Quito. El interior no deja indiferente a nadie. Las naves laterales están dominadas por las vidrieras diseñadas por el artista vasco Guillermo Larazabal. En el centro, el gran baldaquino barroco y las columnas salomónicas son muy similares al baldaquino de la Basílica de San Pedro del Vaticano en Roma. En la Cripta están enterrados algunos personajes ilustres de la ciudad de Cuenca: Remigio Crespo Toral y el constructor de la catedral, Luis Antonio Chicaiza, por ejemplo. Destaca la fachada, con una puerta central y esculpida por Daniel Elías Palacio. El suelo es de mármol de Carrara. Sin embargo, la catedral nunca se terminó del todo: debido a un error de cálculo, las campanas, demasiado pesadas para la estructura, no pudieron colocarse en el campanario