Los mejores takeaways Saint-Helier

A pesar de su nombre, La Petite Baguette no tiene nada de francés, salvo quizás la "imitación de baguette" que se ofrece en el estante. Sin embargo, hay que decir que los bocadillos de Gino Risoli son bastante buenos, abundantes y, sobre todo, están disponibles durante todo el día, lo que para una ciudad como Saint-Helier, que anda bastante justa de tiempo, es bastante de agradecer. Una excelente opción para comer un sándwich o una hamburguesa sobre la marcha o cuando los demás restaurantes han llenado sus terrazas. Para los que tienen un presupuesto limitado

Se trata de un pequeño local donde se puede tomar un buen bocadillo fresco, o picar en una de las pocas mesas con los buenos platos del día elaborados con productos frescos. El menú también incluye paninis, platos de pasta, sopas y ensaladas. Para el postre, hay algunas pequeñas golosinas, incluyendo excelentes pasteles caseros. Tenga en cuenta que la casa también ofrece desayunos británicos muy buenos y abundantes. Una muy buena dirección para presupuestos pequeños y exigentes.

Una pequeña cafetería rústica, cálida y acogedora, donde se puede disfrutar de bocadillos y sobre todo de buenos pasteles, todos ellos elaborados de forma casera en la panadería del establecimiento. Aquí viene todo tipo de gente: jóvenes oficinistas, estudiantes de secundaria, madres con sus hijos, y todos se agolpan alrededor de las pequeñas mesas de madera. Nos gustan los grandes ventanales que dan a la calle y al cercano mercado cubierto. La selección de sándwiches y platos que se ofrecen está escrita en tablas y los batidos son excelentes

Jersey cuenta con una comunidad lusófona muy numerosa y, como tal, es natural que algunos restaurantes ofrezcan especialidades portuguesas. Es el caso de este pequeño snack bar donde la chef Maria ofrece -para llevar- especialidades inglesas y portuguesas. En particular, la Espetada, una especialidad de carne de vacuno que procede directamente de la isla de Madeira. Ideal para comer algo rápido (pero cuidado, las raciones son gigantescas), antes de dar un paseo por el parque Howard Davis, situado a sólo 300 metros.

Es un lugar nuevo donde se puede tomar un café o un té sobre la marcha, así como bollería y dulces durante toda la mañana. Y a la hora de comer, los lugareños acuden en masa para disfrutar (en una de las mesitas de la terraza cuando hace buen tiempo) o llevarse un excelente bocadillo, una original hamburguesa, un panini o un wrap para darse un capricho rápido. También hay opciones para comer, con zumos de fruta fresca y productos ecológicos. En resumen, un pequeño rincón de La Colomberie que merece la pena visitar