LA CONCHA

La Concha, con forma, claro está, de concha, es sin duda una de las playas urbanas más hermosas de Europa. San Sebastián debe gran parte de su encanto a su paseo de La Concha, un lugar de encuentro y paseo, donde el ritmo fuera de la temporada turística le sienta muy bien. Desde el puerto y los jardines de Alderdi Eder —cuyo nombre significa «sitio hermoso»— hasta el pie del monte Igeldo, el paseo se extiende por casi 1,5 km. También puede rodear el monte Urgull por el paseo Nuevo para ampliar la caminata hasta la playa de Zurriola.

Fue a mediados del siglo XIX cuando La Concha ganó fama internacional. Por consejo de su médico, la reina Isabel II se bañó en el mar para tratar sus problemas de piel, arrastrando a su paso a toda la aristocracia de la época. El auge turístico causado por la llegada de la reina condujo al desarrollo de un hermoso paseo a lo largo de la playa: el paseo de La Concha. Entre sus elementos emblemáticos se encuentra la barandilla de hierro forjado creada en 1910 por el arquitecto municipal Juan Rafael Alday, cuyas formas ornamentales la hacen destacar (desaparecerá en la próxima reforma prevista). Sus elegantes farolas inspiraron el trofeo otorgado en el festival de cine de la ciudad. Hacia finales del siglo XIX, la regente María Cristina también vino a la bahía de La Concha para bañarse en el mar. Sucumbiendo al encanto del lugar, hizo levantar el palacio de Miramar para pasar sus veranos allí. Construido en 1893, este magnífico palacio de estilo inglés se encuentra en un promontorio que da a la bahía. Frente a ella, la isla de Santa Clara, a la que se puede acceder por mar, ofrece una pequeña playa de treinta metros de largo, muy popular entre los veraneantes.

Hoy en día, la bahía de La Concha no ha perdido nada de su encanto. Durante el verano, cuando la marea está baja, hay cuarenta metros de playa disponibles para familias y veraneantes —los surfistas prefieren la playa de Zurriola por sus olas.

Bajo los arcos, se han establecido muchos servicios para los bañistas (vestuarios, duchas, taquillas, etc.). Al final del día, su paseo se llena de una densa multitud, especialmente durante la famosa Semana Grande. Con esta ocasión, la bahía de La Concha se convierte en el escenario de un gran concurso de fuegos artificiales que se celebra cada año desde 1964, en el que participan las mejores empresas pirotécnicas de todo el mundo. En septiembre, le toca a las traineras invadir la bahía durante la celebración de la Bandera de La Concha.