GAOL BEAUMARIS
Las puertas se abren y uno se transporta al mundo carcelario del siglo XIX: instrumentos de tortura, nombres de presos grabados en las paredes, nos recuerdan el destino de estos hombres que no siempre fueron peligrosos delincuentes. En 1840, Gaynor Jones fue condenado a un mes de trabajos forzados por robar leche. Las mujeres presas, separadas de los hombres, se ocupaban de la cocina y a veces se les permitía acunar a sus hijos nacidos entre los muros... Deambulamos por las salas, testigos de lúgubres anécdotas.
¿Lo sabías? Esta reseña ha sido escrita por nuestros autores profesionales.
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Opiniones de los miembros sobre GAOL BEAUMARIS
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