Tijuana

El local está literalmente lleno los miércoles, cuando la cerveza está a mitad de precio. Es muy ruidoso y la clientela mixta se pelea por el micrófono del karaoke: ¡sin duda vale la pena verlo ese día! Si la cerveza no es su bebida preferida, debe saber que el local también ofrece cócteles. En el menú, se puede disfrutar del marisco en todas sus formas. Los platos son sencillos pero buenos. Puede que los platos carezcan de refinamiento, pero la ventaja es que no se sale con hambre

Se trata de un restaurante chic y elegante, con sillones rojos y manteles blancos, y grandes ventanales que permiten contemplar la ciudad de Tijuana mientras se disfruta de la hermosa cocina. Los platos están diseñados por el chef Javier Plascencia, que se declara parte del movimiento slow-food: ingredientes orgánicos de la región, que cambian según la temporada. Ofrece degustaciones para descubrir los platos emblemáticos de la carta: atún, pulpo, erizo de mar, langosta y elaborados postres.

Especialidades de marisco.

Tacos de cabeza, al pastor, tripas, adobada, asada... todos acompañados de generosas porciones de guacamole y salsas para morirse. Toda una institución, que presume de ser una de las taquerías más antiguas de Tijuana. Y eso es sólo el principio No sabemos si es cierto, pero en cualquier caso, los tacos son deliciosos y merecen la pena el viaje. La gran sala del restaurante, con una decoración minimalista (por no decir inexistente), está abierta al exterior e incluye algunas mesas en la terraza.

El chef Miguel Ángel Guerrero es desde hace una década uno de los protagonistas de la corriente culinaria BajaMed (abreviatura de Baja California Mediterránea). En este acogedor entorno con cocina abierta, envía platos improvisados y caseros en función de lo que se haya recogido y de lo que haya en el mercado ese día; hay carnes y aves cocinadas en horno de leña y carbón o ensaladas, mariscos, carpaccios y ceviches para los que sólo quieren refrescar su paladar. Una experiencia real.